Aunque la vicepresidenta De la Vega se ha pasado todo el fin de semana desautorizando al vicepresidente Solbes, éste insiste en una defensa firme de los intereses de Repsol. Considera que en caso de que la negociación fracase, la petrolera debería hacer valer sus derechos, es decir, defenderse con todos los mecanismos posibles ante la violación del derecho que supone el decreto supremo de nacionalización.
Curiosamente a esta crítica se ha sumado el ex presidente Felipe González, quien ha tratado de diferenciar entre la lucha por la soberanía y el respeto a la legalidad internacional. Un buen palo y una voz autorizada si tenemos en cuenta que González es 'de facto' la voz de la socialdemocracia española en Hispanoamérica.