De llevarse a cabo, sería el golpe de Estado de Juan Luis Cebrián, que se quedaría como mandamás, porque la exigencia del mexicano es clara: la participación de Timón debe ser igual a la suya (del 52 al 33%). Agobiados por la deuda, tanto Ignacio Polanco como Francisco Pérez podrían ceder.
La asonada de Cebrián se ha disfrazado de financiación adicional por 2.000 millones de euros. Si no sale, se retomará la venta de activos, sobre todo de Digital . Si sale, será el fin del clan Polanco y la entronización de Cebrián hasta que Slim se haga con la mayoría (el paso siguiente). Otro problema: ZP cada vez se fía menos de Cebrián.
El plan, urdido por Cebrián y Felipe González, supone la traición definitiva del consejero delegado a la memoria de Jesús Polanco, que siempre consideró PRISA un negocio familiar. De dos familias, las que copan el grupo Timón: los Polanco y los Pérez González. Ambos poseen el 52% de la compañía.
En definitiva, los hechos son éstos: PRISA se encuentra con una deuda que ronda los 6.000 millones de euros y con El País en caída libre de ventas (ventas reales) y la SER en caída libre de publicidad. Su situación contable es de quiebra técnica.
Y en esas surge el mago Juan Luis Cebrián y habla de la entrada de socios financieros que aportarían unos 2.000 millones de euros. ¿Socios financieros para un Grupo con capacidad de generación de recursos pero agobiados por la deuda financiera?
Lo cierto es que la carta de Cebrián y de su aliado, Felipe González, es muy otra: es el mexicano Carlos Slim, enemigo jurado de Telefónica y ahora socio de La Caixa. Entiéndase, no es la primera vez que el dúo Cebrián-González acuden a Slim, pero entonces se trataba de que compraran Digital , y la respuesta de Telmex fue durísima: Slim no quería la plataforma, quería PRISA entera y no estaba dispuesto a pagar ni 1.000 millones de euros por todo el grupo.
Ahora el planteamiento ha sido distinto: Cebrián sabe que Slim nunca acepta ser socio minoritario: quiere mandar. Las familias Polanco y Pérez, que controlan a través de Timón un 52% de PRISA, quieren seguir el mandato de su padre y amigo: mantener el control. Pero la deuda ahoga, y Cebrián no es tonto: el pato sería que Slim comprara el 33% de PRISA y que Timón redujera su participación hasta ese mismo porcentaje: el 33%.
A partir de ahí, naturalmente, sería Cebrián quien mandaría en PRISA. Con Felipe González la Internacional Socialista detrás. Eso sí, Slim no permitiría tal cosa sino como solución transitoria: En otras palabras, que el mexicano acabaría por hacerse con la mayoría de PRISA.
Al parecer, era a esto a lo que se refería Juan Luis Cebrián en su artículo póstumo sobre Jesús Polanco, cuando narraba una conversación con el actual presidente de PRISA, Ignacio Polanco, en la que hablaba de que el secreto para la duradera relación del fallecido Polanco y el periodista era lealtad mutua.
En la mañana del lunes Cebrián ofrecía una rueda de prensa en la que se refería a la venta de Digital , cifrada en 2.000 millones de euros las nuevas entradas de capital, todo ello para despistar, pero sin dejar de apuntar la coartada: La posible entrada de nuevos socios. El nuevo socio deseado es Slim.
Y ojo, porque Rodríguez Zapatero no se fía nada, lo que se dice nada, de Felipe González y Cebrián. Por eso, el semanario El Siglo aseguraba en su último número que ZP había solicitado a Telefónica que apoye a Mediapro en contra de PRISA, porque ese es el multimedia verdaderamente progubernamental (además de RTVE, Tele 5, etc.) y/o PRISA.
Y si la opción de Slim no sale: pues Cebrián seguirá trabajando para los Polanco y habrá que vender todo a toda prisa para pagar deuda.