El Ejecutivo Zapatero está más preocupado de bajar las cifras del paro que de fomentar la creación de empleo. Entre las medidas urgentes para la mejora de la empleabilidad, el Gobierno introduce el fomento de la cultura emprendedora, es decir, invitar a los desempleados a que capitalicen el subsidio por desempleo y creen sus propias empresas.
La explicación de Valeriano Gómez, ministro de Trabajo, daba la impresión de que el problema de los españoles es que tenemos poca iniciativa.
Sin embargo, el dinero o las ganas no son suficientes en un país donde las primeras que maltratan a los autónomos son las Administraciones Públicas, principales morosos a la hora de pagar a las PYME. No es una cuestión de cultura, sino de seguridad jurídica y económica.
El resto de las medidas no tiene mal aspecto sobre el papel, aunque llega tarde. Así, el Gobierno quiere hacer de los desempleados el centro del sistema prestándoles atención individual y dando formación a los empleados de las empresas. Además, los servicios públicos de empleo contarán con colaboración privada.
Los desempleados que entren en los planes de formación deberán firmar un contrato. Si no cumplen y están recibiendo los famosos 400 euros, dejarán de cobrar. Si no están siendo remunerados se les retirará la consideración de demandantes de empleo.
Mariano Tomás
mariano@hispanidad.com