El sociólogo Amando de Miguel acudió al Congreso de los Diputados para hablarles a sus señorías de la Ley sobre Violencia de Género que se tramita en el parlamento. Entonces, don Amando, que ya ha toreado en muchas plazas, les dijo a sus señorías lo que estos no querían escuchar. Porque hasta entonces la cosa había ido bien. Hubo juristas entusiastas de la ley y de la discriminación positiva, y otros que consideraban que el texto legal era claramente anticonstitucional, y se ceñía a un delito sólo para hombres. Dos posturas  enfrentadas pero que en el fondo son lo mismo: dos caras de la misma moneda, dos superficialidades.

 

Y en esas llegó el bueno de don Amando de Miguel y se fue al fondo de la cuestión. Vino a decir que la ley era una "ubre para las feministas", ubre económica pero sobre todo ideológica y sectaria. Y luego dijo lo que en Hispanidad, con gran pesar, venimos diciendo desde que se conociera el desgraciado proyecto legal: que va a provocar más violencia y más guerra entre ambos sexos. Va a enervar (es decir, a debilitar los nervios) de varones y mujeres por dos razones: en primer lugar, porque comete la frivolidad de reducir la violencia a la violencia física, en la que, naturalmente, el hombre siempre será más culpable que la mujer, simplemente porque suele ser más fuerte y más gordo.

 

En segundo lugar, porque no va al fondo de la cuestión, al fondo de la guerra de sexos actual: la ausencia de compromisos, de entrega, en las relaciones hombre-mujer. Y una trivialización del sexo (del que tan culpable es un sexo como el otro) que ha llevado a separar sexo y amor. Por ejemplo, la pornografía y la concupiscencia y la chabacanería al uso son la base conceptual para que hombre y mujer contemplen a los especímenes del sexo opuesto como un objeto del que obtener un rendimiento sexual. Y cuando te cansas de un objeto… pues lo tiras o lo destruyes.

 

Amando de Miguel no dijo tanto como esto, ni mucho menos. Simplemente, fue "políticamente incorrecto", es decir, apuntó al lugar correcto, mientras el resto de comparecientes se dedicaron al tópico, bien a favor de la ley del PSOE o en contra, pero eso es lo de menos.

 

Eulogio López