Curioso. Los banqueros requieren que el Gobierno no envíe un manguerazo al sistema financiero. Exigen control, transparencia, temporalidad, mantenimiento de la competencia y asunción de responsabilidades por parte del ayudado. Pero a la hora de la verdad, cuando se trata de valorar la propuesta Salgado, optan por el ejercicio de cintura, el mutis por el foro o directamente la bendición de las propuestas gubernamentales. El poder es mucho poder.
No es la misma estrategia seguida por los sindicatos. Viven de las subvenciones, pero se sienten mucho más libres. Este martes, los representantes de las dos principales centrales sindicales mostraban su posición en relación al plan de rescate de las cajas. Tanto Méndez como Toxo muestran su preocupación porque las cuotas participativas con derechos políticos puedan ser la antesala de una privatización de las cajas. Y eso a pesar de que la propia Sagado lo descartó expresamente. En todo caso, ambos consideran que supondría una desnaturalización de la naturaleza jurídica de las cajas.
Lo que tienen claro es que las ayudas deben de estar condicionadas al cambio de los equipos gestores y a la toma de control por parte del regulador en el proceso de transición. Lo que se llama una intervención. Además, consideran imprescindible que se modifique la Ley de Cajas para facilitar las fusiones interregionales. Nuevo tirón de orejas al Gobierno. Por último, consideran que las ayudas se tienen que realizar después de la fusión, no antes, para evitar que los procesos de fusión pudieran quedar en vía muerta tras la recapitalización.
El todo caso, Toxo revela que el presidente Zapatero se comprometió el pasado 30 de marzo con los agentes sociales a que les presentaría el anteproyecto del Frob antes de su remisión a Consejo de Ministros. Ahí está el reto, la petición y la libertad de espíritu.