Tenemos un problema. El secretario de Estado saliente y camarlengo del Vaticano, cardenal Tarsicio Bertone (en la imagen), tiene una sonrisa horrible y, lo que es peor, Bertone rima con Corleone. Con estos dos elementos, está claro que es el malo de la película Ángeles y demonios. O sea, otra conclusión estúpida, fruto de juzgar a la Iglesia con criterios humanos.
Verbigracia: si el malo es Bertone-Corleone, personaje nefasto que ha puesto en jaque a Benedicto XVI, ¿cómo es posible que el Papa le renovara en su cargo, número dos del Vaticano, cuando venció su mandato, un año atrás
Ahora bien, la mentira siempre corre paralela a la verdad, y no hay peor calumnia que aquélla que posee, aunque sólo sea un 20%, de verdad. Y así volvemos al enigma Ratzinger. ¿Por qué renunció ¿Porque le preocupaba la falta de santidad del mundo o porque le preocupaba la falta de santidad de la jerarquía eclesiástica
Pues dejando a un lado la coña de Bertone-Corleone, al parecer lo que más preocupa a Josep Ratzinger era el humo de Satanás que se había colado en la Iglesia. Al parecer, tras el humo ha venido al fuego.
Con esta afirmación, ¿le estoy dando la razón a los terminales del Nuevo Orden Mundial (NOM) y a la progresía mediática que busca conspiraciones detrás de cada estatua sacra del Vaticano y que tanto interés tiene en la elección del nuevo Papa No, porque los conspiranoides se refieren a Bertones hurgando en ordenadores del Papa y a prelados que no hicieron lo suficiente con algún cura pederasta, mientas que a Benedicto XVI le preocupaba que algunos jerarcas del Cuerpo Místico, hayan perdido "el fervor de la primera caridad". Y es más peligroso quien intenta conquistar la Iglesia para pervertirla que quien intenta destruir la Iglesia para aniquilarla.
La Iglesia sobrevivirá siempre, hasta el fin de los tiempos, porque Cristo siempre vence a sus enemigos. Eso sí, el problema resulta más peligroso cuando el enemigo está dentro.
Pero tranquilos: no se trata de Bertone-Corleone. El asunto es más profundo: se llama falta de caridad.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com