Sr. Director:
Ante la aprobación de ciertas leyes que no respetan los derechos humanos elementales y en los que el legislador se apropia el derecho de otorgar o no estos derechos cabe preguntarse ¿cómo definir si nuestros derechos como seres humanos nos los otorgan o nos los reconocen?
¿Cómo es posible que quienes dictaminan sobre qué cosas se deben considerar como derechos humanos, desconozcan el origen de todo ser humano como un derecho inalienable?
Y es que la vida es un derecho inalienable desde el principio de la humanidad, desde antes de que existieran leyes. Es algo intrínseco, es algo fuera del dominio y la creación del ser humano; y sin embargo, unos legisladores, por la comodidad de algunos y por la estupidez de otros, han decidido solemnemente quitarle los derechos humanos de su propiedad exclusiva, al producto en gestación.
Con este acto, estos legisladores y los que cometan física y moralmente este acto, en absoluta verdad, están cometiendo un crimen con premeditación, alevosía y ventaja, que está tipificado en las leyes penales de todo el mundo. Con este ejemplo vemos, los tan llevados y traídos derechos humanos puestos en las leyes, son manoseados impunemente por los mismos que inventan las leyes.
El ser humano no puede otorgar derechos en los aspectos de la vida de otro ser humano. Puede crear y otorgar normas, maneras, sistemas, pero el derecho a la vida, a la comida, al techo, al crecimiento, a la reproducción, etc., son inherentes a la calidad de nuestra especie; ¡son inherentes al ser humano, quienquiera que este sea! Por ello, los derechos humanos son otorgados solamente por Dios y son reconocidos por los hombres de buena voluntad.
Jesús Domingo Martínez
xusdomar@gmail.com