México se ha puesto de moda. El Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) consolida su presencia en el país azteca con la compra de la segunda institución hipotecaria que consolida la compra de Bancomer. El Santander Central Hispano (SCH) no ha movido ficha, pendiente como está de la luz verde a su operación sobre el Abbey.

Sin embargo, el Santander está teniendo movimientos comerciales muy interesantes. Fue el que más ha promocionado el crédito al consumo con unos márgenes más que generosos que convierten la actividad bancaria en una auténtica vaca lechera. Curiosamente, esto se produce en un país donde los créditos hipotecarios están prácticamente congelados y, al mismo tiempo, en que las autoridades mexicanas ponen el dedo en la llaga sobre concentración de precios en la actividad bancaria.

Pues bien, el Santander ha decidido sacar al mercado la tarjeta Black". Se trata de las mismas condiciones de seguridad que disfrutan las tarjetas españolas: seguro antirrobo y seguro de falsificación. La diferencia es que la inseguridad mexicana sigue siendo el principal problema de la ciudadanía y que la oferta de estas condiciones ha pegado en el subconsciente colectivo. El secuestro express, el saqueo de las tarjetas en los cajeros y la compra compulsiva, navaja en mano, son realidades cotidianas para los habitantes de la gran urbe del DF capitalino. Por eso, la oferta de seguridad en el dinero de plástico resulta tan importante.