Sarkozy vuelve a burlarse de Zapatero: prepara la salida de la constructora española de Francia mientras EDF y Crédit Agricole entran en España. París utilizará al banco público CDC para construir una oferta que mantenga Eiffage en manos galas. En plan provocador, Jean-François Roverato ofrece 62 euros por título, justo el coste medio de adquisición de Sacyr. Madrid se ha convertido en el Gobierno títere de Europa. Al parecer, la energía y la banca no son sectores estratégicos, pero las inmobiliarias sí
Que el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero no pinta nada allende nuestras fronteras, no parece una noticia de alcance: es de todos conocido. Sin embargo, lo que más preocupa enY así, mientras se permite a Crédit Agricole que entre en el quinto banco español -Bankinter- o, lo que es mucho más grave, que EDF prepara una OPA a Iberdrola, el Eliseo prepara una oferta la participación del 33% de Sacyr en la tercera inmobiliaria francesa Eiffage, para que se marche.
Y ojo porque, en plan provocador, el presidente de Eiffage, Jean-François Roverato, asegura que la oferta lógica debería ser 62 euros por acción. Sabe que ese es el coste medio de adquisición, contando gastos financieros y jurídicos, de la adquisición de un 33% de Eiffage por parte de Sacyr.
La horquilla de los analistas asegura que Sacyr vale entre 75 y 90 euros por acción, y Luis del Rivero no está dispuesto a vender por menos de 85 euros por título. En cualquier caso, está claro que Nicolás Sarkozy ha vuelto a tomarle el pelo a José Luis Rodríguez Zapatero. En Moncloa tiemblan ante la posibilidad de que Nicolás Sarkozy -un hombre mucho más popular en España que en Francia- apoye a Mariano Rajoy en la próxima campaña electoral y con gusto le regalarían las joyas de la abuela -joyas empresariales, se entiende-, Iberdrola incluidas, con tal de contar con la neutralidad del presidente francés. Todo ello siguiendo la máxima económica del PSOE, expresada el domingo por Pedro Solbes: "al servicio de todos los españoles, no sólo de los accionistas".
Y todo ello después de la desvergüenza de la utilización fraudulenta de las instituciones francesas para evitar la entrada de "los naranjeros" españoles, que fuera denunciada en Hispanidad. Está claro que el Gobierno español se ha convertido en el títere de los intereses de las grandes potencias industriales europeas. Por eso los gobiernos conservadores de Alemania y Francia le utilizan, y los gobiernos -más o menos de izquierdas- de Roma y Londres nos ignoran.