El empresario comparece en los juzgados de Palma para evitar ir a la cárcel y monta el número a lo grande

 

El empresario José María Ruiz-Mateos ha comparecido hoy ante dos jueces de Palma de Mallorca para evitar su detención, pero se ha negado a declarar sobre las supuestas estafas en la venta de los dos hoteles. Afirma que no cree en los jueces, que son "unos maricones" y lo que digan "se lo pasa por los huevos".

La intervención de Ruiz Mateos a la salida del juzgado ante los periodistas recordaba sus mejores tiempos, cuando pegaba puñetazos a Boyer o se vestía de Superman en los juzgados de Plaza de Castilla. El empresario ha manifestado que no se arrepiente de nada de lo que ha hecho y que volvería a hacer lo mismo si volviera a nacer, "trabajar por los demás y por la clase obrera".

Ruiz Mateos estuvo acompañado en los juzgados por uno de sus hijos y por su abogado Ignacio Peláez, el mismo que ha llevado a Garzón a los tribunales por el caso de las escuchas ilegales en el caso Gürtel.

Ruiz Mateos ha culpado de todo lo que le ocurre al banquero Emilio Botín. Él es, a ojos del empresario, el verdadero culpable de todo lo que ha pasado con Rumasa y de haber comprado a los jueces: "La justicia es de vergüenza". Ante la pregunta de si había declarado, contestó: "Si no creo en la Justicia cómo voy a declarar. Una vergüenza, no existe, pero sabe lo que le digo: que me paso por los huevos lo que digan los jueces… Antes de entrar ya tienen todo firmado".

Ruiz Mateos repartió a los periodistas un escrito con el título "El espejo de mi alma" donde asegura que es objeto "de la mayor infamia y falsedad".

Las dos querellas por las que comparece el empresario se instruyen en el juzgado de instrucción número 3 y número 9 de Palma. En el primero fue denunciado por el empresario Francisco Miralles por una supuesta estafa de unos 14 millones de euros en la venta del hotel Eurocalas, situado en Calas de Mallorca. En el juzgado de instrucción 9 de Palma Ruiz-Mateos está acusado en otra querella relativa a la venta de otro hotel.

Sara Olivo

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