Desde que se metió a desenterrador, el prestigio del juez estrella Baltasar Garzón ha caído en picado. El Gobierno Zapatero ya no le considera héroe, sino apestado, y él mismo baraja abandonar la judicatura.
Por de pronto, su gran contacto en el Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, ya le ha aconsejado que no se presente, como en su día tenía pensado, a la Presidencia de la Audiencia Nacional.
Quien si piensa hacerlo es Javier Gómez Bermúdez, el juez del 11-M. Si lo consiguiera, el banquero Emilio Botín se pondría muy contento.
Ahora bien, el prestigio de Bermúdez, también anda un tanto deteriorado después de que su esposa Elisa Beni, publicara La soledad del juzgador, una hagiografía de su esposo en que se relata información confidencial sobre el juicio del 11-M.
Lo cierto es que hay otro candidato a la Presidencia de la Audiencia Nacional, precisamente el más damnificado por el libro de la esposa de Bermúdez, asimismo juez del 11-M: hablamos de Alfonso Guevara. Y éste es, hasta el momento, el hombre que obtendría más consenso en la cúpula judicial y en el PP y el PSOE (dos partidos, que, naturalmente, nada tienen que ver con el nombramiento, porque la justicia es absolutamente independiente).