Las chulerías, a veces salen caras. El de momento presidente de Metrovacesa, Joaquín Rivero, es un empresario audaz. Desde la mediana Bami se zampó Metrovacesa de un bocado y le valió la imagen de hombre hecho a sí mismo, capaz de afrontar retos que parecen imposibles y siempre dispuesto a crecer de tres en tres.
Con tal fama, sus directivos le preguntaban ahora qué operación estaba manejando. Dos años de semipaz era demasiado para este hombre audaz que seguramente tenía nuevas operaciones corporativas en la cabeza. Ahora mismo no hay ninguna empresa cuatro veces más grande que la nuestra para comérnosla, respondió con espíritu chulesco
Pero puede que la operación no le termine de salir bien. El enemigo resulta estar en casa como caballo de Troya. Y -como informamos en nuestra última edición- Rivero no tienen capacidad financiera para contraatacar. Sí tiene en cambio un activo importante: la fidelidad de su equipo directivo, que hablan de él como si de fans se tratara. Es un equipo Rivero y eso no es fácilmente sustituible. Suponemos que Sanahuja cuenta con este pequeño detalle humano indispensable para la marcha de los negocios.
Por otra parte, la fidelidad de la plantilla a la dirección, es total. Máxime después de que el pasado mes de enero, la compañía repartiera media paga extra debido a los extraordinarios beneficios obtenidos. Trabajamos mucho, pero no se ve que el fruto del esfuerzo se reparte, señalan los trabajadores. Un argumento suficiente para garantizar la lealtad de Santa Nómina.