Definida por compañeros de la carrera diplomática como una anticlerical rabiosa y no precisamente templada, la nueva directora general de Asuntos Religiosos del Gobierno Zapatero, Mercedes Rico Carabias, ha sido nombrada con un objetivo fundamental y casi único: renegociar el Concordato entre el Estado español y el Vaticano, firmado en 1979, por lo que se rigen, desde los tiempos de la primera Transición, las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno español. Cuestiones como la asignación tributaria, la clase de religión o la propia independencia de la Iglesia Católica para ejercer su ministerio se canalizan a través de este acuerdo.
Pues bien, Zapatero, en su búsqueda de un estado laico, quiere modificar la situación. Para ello, ha elegido a Mercedes Rico, hermana de la fallecida periodista y escritora Carmen Rico-Godoy. Mercedes Rico ha sido directora general para Iberoamérica del Ministerio de Asuntos Exteriores y embajadora en Costa Rica y en Roma. Pertenece a un grupo de diplomáticos conocidos por su progresismo y su anticlericalismo, entre los que figuran Francisco Villar, Máximo Cajal, Juan Manuel Cabrera o el Conde de Casamiranda. Precisamente, Carabias sustituyó al señor Conde tras la dimisión de éste como responsable de Iberoamérica, como autor de un discurso pronunciado por el Rey de España… que antes había sido pronunciado por el entonces presidente del Gobierno, Felipe González.