Se dice que la historia siempre se repite. En estos últimos tiempos, y más en estos días, aterrado recuerdo con suma frecuencia dos escenas argentinas.
En una de ellas, un profesor amargamente manifestaba que no podía acudir a su trabajo, pues lo que ganaba en un día no alcanzaba para pagar el transporte que lo llevase a su colegio.
En la segunda, una señora mayor desconsoladamente lloraba de rabia e impotencia, ya que los ahorros de toda su vida se habían esfumado en "el corralito".
Por otra parte y remontándome a finales del siglo XVIII, uno de los detonantes próximos de la Revolución Francesa no fue otro que las privilegiadas castas dirigentes de la arruinada Francia no hacían más que subir los impuestos al pueblo llano, para ellos conservar sus prebendas y así poder continuar manteniendo una vida de ostentación y derroche continuo.
España, en estos cruciales momentos, gobernada por una privilegiada, ingente, incompetente y despilfarradora casta política que no está dispuesta a renunciar a sus: canonjías, sinecuras, enchufes, regalías, empleos y ventajas, está abocada a tomar uno de los dos caminos: el francés o el argentino.
Irremisiblemente la historia siempre se repite.
Manuel Villena Lázaro