• Las críticas del ex director del FMI a la nacionalización de Bankia le han quitado todo el apoyo de Rajoy.
  • Por el contrario, ahora está mal visto en el PP defender a quien fuera su número dos durante la etapa Aznar.
  • Borja Prado ya había aceptado el nombramiento de Rato, no así Antonio Brufau y César Alierta para Repsol y Telefónica.
  • El mismo día en el que renunciaba a su blindaje en Bankia, el 15-M presentaba una querella criminal contra el anterior equipo directivo de Bankia.

Al presidente de Endesa, Borja Prado, le encanta acoger a expolíticos. Y lo ha hecho con José María Aznar y con Elena Salgado. Al mismo tiempo, Pedro Solbes, el hombre que propició que Endesa acabara en manos del Gobierno italiano, desde su cargo como vicepresidente económico del Gobierno Zapatero, cobra hoy como consejero de la propia ENEL.

Por eso, cuando desde el Gobierno se le propuso que Rodrigo Rato, sacrificado por el PP como presidente de Bankia, entrara en el Consejo afirmó que de mil amores. No hicieron lo mismo otros dos candidatos a acogerle: Repsol, con Antonio Brufau, y Telefónica, con César Alierta.

Pero Rato decidió decir lo que pensaba: por escrito, aseguró que la nacionalización de Bankia beneficiaba al nuevo equipo directivo de José Ignacio Goirigolzarri pero perjudicaba a los accionistas y al Tesoro público.

Y a partir de ahí las salvas se volvieron lanzas. Rato pasó a ser un proscrito incluso en el Partido Popular. Rajoy no quiere saber nada de quien fuera su antiguo jefe. El jueves 14 ha sido un día negro para Rato: el 15-M presentaba su querella contra él y contra el consejo de administración de Bankia, el mismo día en que renunciaba a su blindaje de 1,2 millones de euros como presidente de la entidad.

Total que Borja Prado ha decidido que el sitio que ocupaba, precisamente, Luis de Guindos, en el Consejo de Administración de Endesa sea cubierto, no por Rato, sino por Salvador Montejo. Y a partir de aquí... pues puede pasar cualquier cosa.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com