- El presidente defiende las reformas emprendidas (financiera o laboral) y destaca que el PIB crece más que en los países europeos.
- Anima a los gobernantes y empresarios asiáticos a invertir en España y a encontrar aquí el puente hacia Hispanoamérica.
- En Shanghai se ha reunido con directivos de grupos españoles instalados en China como el Santander, Inditex, Mapfre o Porcelanosa.
- Rajoy ya está en condiciones para entrevistarse con el primer ministro chino, Li Keqiang (ambos en la imagen) después de que la Audiencia aparcara la causa por el genocidio en Tíbet.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha optado por vender en China -viaje oficial de tres días- lo mismo que vende en Europa -ante Merkel o Valls- o donde vaya: que España va bien, económicamente se entiende, aunque no cae en la frasecilla de Aznar (para marcar distancias). De lo que no dice ni mu es de principios, ni de los suyos ni de China. Ya se sabe, el gigante asiático, al margen de que esté gobernado por un régimen comunista, es una oportunidad económica. Los parámetros en los que se mueve que nada tienen que ver con la cultura occidental, salvo en eso, la economía, ("un país, dos sistemas", también el capitalista).
"Después de casi tres años de intenso trabajo y de agenda reformista, España ha dado la vuelta a la situación y está creciendo, creando empleo, exportando, invirtiendo y haciéndolo de forma sostenida y sostenible", ha dicho Rajoy, para añadir después que el esfuerzo ha sido "colectivo, de todos los españoles".
A partir de ahí, sólo cabía añadir lo esperable: animar a China a que invierta en nuestro país y a que explore las pasibilidades de colaboración con las empresas españolas para invertir, no sólo en España, sino en otros países, especialmente hispanoamericanos. Al encuentro han asistido, como es lógico, directivos de las empresas nacionales presentes en el país asiático como el Banco Santander, BBVA, Telefónica, Grupo Antolín, Inditex, Roca, Mapfre, Grupo Antolín, Alsa o Porcelanosa.
También se ha entrevistado con el alcalde de Shanghai, Yang Xiong, y después viajará a Pekín para entrevistarse con el primer ministro chino, Li Keqiang. Ya puede hablar con él y buscar intercambios económicos y empresariales. Antes no pudo ser por la 'incomodidad' que había generado en el régimen el proceso abierto contra ex dirigentes comunistas, en la Audiencia Nacional, por el genocidio en el Tíbet y la represión contra miembros de la secta Falun Gong.
Mariano Tomás
mariano@hispanidad.com