La comunicación política sustituye al debate ideológico: La sociedad de la información ha fagocitado la batalla de ideas. Más que nada porque las imágenes movilizan muy bien el sentimiento y bastante mal el intelecto. En este entorno se consumen titulares, no discursos. Se digieren "eslóganes", no programas. Quizás por eso Julio Anguita permanece hibernado en Córdoba.
Pues bien, Rajoy ha resumido su programa en un decálogo. Una especie de tabla de la ley que nos viene muy bien en esta época de inflación legislativa. Y como hiciera Jesucristo, resume los diez mandamientos en dos: combatiré el terrorismo con todas mis fuerzas y buscaré el pleno empleo como si se tratara de mi propio puesto de trabajo. Casualmente, los dos objetivos marcados por el CIS como las mayores preocupaciones de los españoles. ¿Gobernar con las encuestas?