Bomba en Génova: después de barajar todo tipo de nombres, Mariano Rajoy ha dado con el idóneo para el puesto clave de su futuro Gobierno: el de vicepresidente económico. Y en forma de memorial, de retorno: Rodrigo Rato, en calidad de vicepresidente económico primero, al frente de todos los departamentos anexos, en el peor de los casos, cinco. Eso sí, incluida la posibilidad de que también maneje la diplomacia económica en el exterior, dependiendo del ministerio de Economía.
La oferta ya ha sido formulada. Ahora queda por saber qué responde Rato. Actualmente -la cifra no se ha desglosado-, el trío formado por el presidente de Bankia, Rodrigo Rato, el vicepresidente, José Luis Olivas, y Francisco Verdú cobran 10,5 millones de euros anuales. Un vicepresidente económico no alcanza los 100.000 euros. Lo cual, qué quieren que les diga, representa un problema.
Rato sigue teniendo el gusanillo político metido dentro y lo más probable es que no le desaparezca ni en su lecho de muerte. Por otra parte, es el hombre del milagro económico durante el aznarismo y su prestigio como ministro quedó incólume, muy superior, desde luego, a su prestigio como banquero, donde es nuevo en la plaza.
Encima, ha culminado el proceso de fusión de siete entidades del sector ahorro y ahora afronta lo más difícil: el calendario de refinanciación de Bankia para 2012, verdaderamente pavoroso. Esto es, que podría marcharse con al cabeza bien alta, al menos de cara a la galería. La opinión pública sigue viendo a Rato como político, no como banquero.
Por lo demás, el nombramiento de Rato supondría para Rajoy cerrar las heridas abiertas en el PP cuando Aznar decide nombrarle sucesor y desechar a Rato. Como director general del FMI, Rodrigo nunca aceptó la primacía de Mariano Rajoy, pero ahora sabe que es imposible arrebatarle el puesto, con una encuestas que le dan 14 puntos de ventaja, pero juntos pueden enterrar definitivamente el aznarismo.
Rato sorprendió como estrella invitada en el el primero de los cuatro foros económicos celebrados por el PP, el dedicado al empleo en Canarias. Su llamada a combatir el pesimismo y su petición de simplificación del mercado de trabajo no cayeron mal entre su electorado y en el partido.
Es más, en su momento, Rajoy pensó en Rato como vicepresidente y responsable de la diplomacia española. Luego cambió de opinión: ahora lo que importa es un ministro de Economía que otorgue confianza. Y ese, sin duda, es Rato.
Si Rato se decide a tener más poder y a ser más pobre no habría más que hablar. En cualquier caso, el ofrecimiento de Rajoy deja fuera la alternativa de Francisco González, presidente del BBVA, a quien le hacía ilusión jubilarse en el Gobierno, porque más dinero sí puede ganar, pero no mucho más.
Su opción ha sido descartada en el Partido Popular. Con la que está cayendo, colocar a un banquero, especializado en mercados financieros, al frente de una economía con un 20% de paro, resulta muy duro. Rubalcaba y el 15-M tendrían carnaza para rato.
Ahora bien, el pan de FG consistía en dejar a Rato como presidente de una fusión Bankia-BBVA. Como premio de consolación, Rato le dejaría ahora una fusión BBVA-Bankia, con FG como presidente único.
Eulogio López
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