Ya se sabe cómo son estas cosas. "Mi familia no me lo va a perdonar, pero el sentido de la responsabilidad me impele a seguir en el cargo". Estos lances suelen durar, por lo menos, cinco minutos. Ahora bien: ¿con qué mimbres pretende el resucitado Mariano vencer al PSOE? Podríamos resumirlo así: Rajoy ha inventado... el viejo centro-reformismo de José María Aznar.
Ideológicamente, ambos políticos son dos acomplejados, para quien la derecha no puede ganar en España si no abandona la influencia clerical -es decir, cristiana- y si no se disfraza de derecha progresistas. O sea, que Rajoy va a hacer la misma oposición que durante la pasada legislatura: centro-reformismo. Los valores, especialmente los valores cristianos, de nada sirven. Los votantes del PP votan anti-nacionalismo, unidad de España, si lo prefieren, bajo la noble idea de igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos. El voto en valores no existe, el voto católico tampoco, porque los cristianos están obligados a votar al Partido Popular. Dicho de otra forma: es la unidad de España, el voto antinacionalista, y no el voto en valores, lo que devolverá al PP a La Moncloa. En definitiva, que todo el mundo habla en el PP de una oposición remozada cuando va a ser calcada a la de la anterior legislatura.
Es precisamente aquí donde se abre un camino para una nueva formación que defienda los principios cristianos en un país donde 11 millones pierden una hora cada domingo, para acudir a la Eucaristía, pero Rajoy lo tiene claro: la huella del cristianismo a la hora de votar ni se nota.
En la misma línea, y como ya hiciera en la reciente campaña electoral, Rajoy insistirá en que la actual ley del aborto, que propicia 100.000 homicidios por año, es la más adecuada. El nuevo PP insistirá en la defensa de los "derechos de los homosexuales", y no modificará las leyes divorcistas del PSOE ni las que fomentan la utilización de embriones humanos como cobayas humanas. Asimismo, la batalla por la eutanasia, que ZP presentará en esta legislatura será para el PP, como n el caso del gaymonio, una cuestión "semántica". Se le llamará de otra forma y asunto concluido.
Para ello, los diputados cristianos –escasísimos- pasarán a un segundo plano. Por ejemplo, Rajoy no prevé que su colaborador de siempre, Jorge Fernández, secretario del Grupo parlamentario, se mantenga en el proscenio. Asimismo, el democristiano Jaime Mayor Oreja se mantendrá lo más alejado posible de la primera línea de fuego (tampoco cambió nada cuando estuvo en primera línea).
El arquetipo de todo este centro-reformismo es la mujer que se vislumbra como secretaria general del PP: Maria Dolores de Cospedal, líder del Partido en La Mancha. Sus adversarios internos en el PP le llama ‘la soltera'.En efecto, s madre solera, pero no debido a ningún desliz sino que –y aquí cambia la cuestión- decidió voluntariamente ser madre, que no esposa.
¿Y el enemigo? El enemigo de Rajoy es Esperanza Aguirre. La noche del adiós frustrado, los dos peones de la presidenta madrileña, el vicepresidente Ignacio González y el secretario general del PP madrileño, Francisco Granados, quien lanzaron la candidatura de Aguirre como sustituta de Rajoy: don Mariano no se lo ha perdonado. Ahora mismo, las posibilidades del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, de hacer carrera en el PP son mayores que las de Esperanza Aguirre.
La disensión llega al extremo de que Rajoy está dispuesto a arrostrar el chantaje permanente del dúo de periodistas formado por el director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, y el locutor de la COPE, Federico Jiménez Losantos, que va a renovar en la cadena de la Iglesia a pesar de que muchos obispos consideran que Jiménez constituye un escándalo permanente.
Para que quede bien claro cómo está la derecha española, recordar que le pasado viernes 28, Jiménez amenazó al diario La Razón –grupo Planeta- con acabar "como el ABC" si continúan atacando a Esperanza Aguirre. "Como el ABC" se refiere al cese de José Antonio Zarzalejos, ‘mérito' que don Federico se atribuye en rigurosa exclusiva.