Una represión fortísima contra los fundamentalistas ha convertido a Argelia, lustros después, en el país en que nada cambia mientras a su alrededor arde la Primavera Árabe que está llevando al poder... a los fanáticos musulmanes reprimidos en Argelia.
Los empleados de Gas Natural Fenosa, Repsol o Cepsa en Argelia, especialmente en el sur de Argelia, viven atrincherados en sus campos de exploración y en sus factorías, porque lo cierto es que el régimen controla la cosa pero no en vasto territorio interior, donde te puede pasar cualquier cosa, ninguna buena.
Ese es el país que visita Rajoy. De él viene la mayor parte del gas que consumimos por el gasoducto que circula por Marruecos y entre en la península por el Estrecho de Gibraltar. Un país que por ahora se mantiene estable, pero Buteflika (en la imagen) es muy viejo y se ha cargado a Chakib Jalil, el todopoderoso ministro de Energía y presidente de la estatal Sonatrach, enemigo jurado de España y de Occidente, acusado de corrupción. En otras palabras, que la sucesión en Argelia es una incógnita.
Eulogio Lópezeulogio@hispanidad.com