Para el común de los españoles el FMI es un banco que otorga créditos a tipos bajos para ayudar a los países del Tercer Mundo.

A cambio, lanza sus famosas 'píldoras amargas' que alcanzaron su cénit demencial con aquellos consejos a los países africanos -años noventa del pasado siglo- para que crearan fondos de pensiones privados. Considerando que en muchos de esos países la esperanza de vida no alcanzaba los 50 años es lo que podríamos llamar una recomendación científica, y utilizo el adjetivo en su forma más común: ciencia sin corazón.

Pues bien, España pasará de ser un país que ofrece fondos al FMI a un país que recibe créditos del organismo cuya sede central está ubicada a un centenar de metros de la Casa Blanca (pura casualidad). Vamos, que el FMI no va a ayudar a Rodesia sino a España. He dicho a España, que no a los españoles, dado que, insisto, no hablamos de donaciones sino de créditos, aunque sean blandos.

Y todo ello, no para que crezca la economía española sino para que el Tesoro público pueda pagar a su extorsionador, don Mercado Financiero, que cada vez exige más rentabilidad por comprar nuestra deuda. Vamos que en 200 años hemos pasado de potencia colonial a miseria colonizada.

No sólo eso: a cambio de sus créditos blandos, que no donaciones, el FMI exige dirigir la política económica de los países ayudados, destrozando así su soberanía.

El caso es que los españoles ya habíamos cedido nuestra soberanía monetaria con la entrada en el euro, al BCE. Pero ahora, nuestra mejor amiga, doña Angela Merkel, ha decidido que el BCE, el nuevo Banco de España, no ayude a España, tarea que queda para el FMI. Porque en el Banco de España mandaba el gobierno español, pero en el BCE manda Alemania... para 17 países presuntamente soberanos.

Entonces, ¿Qué hemos ganado con el euro, además de que el café en el bar de la esquina ya no valga 100 pesetas sino 166, es decir, un euro (y eso en un bar cutre de barrio marginal)?

En definitiva, España es ahora otra víctima del Nuevo Orden Mundial (NOM), como lo fue Hispanoamérica durante las dos últimas décadas del pasado siglo. La filosofía del NOM es el relativismo -por eso su principal enemigo es la Iglesia- y su ariete actual el capitalismo financiero, ahora mismo concretado en instituciones como el FMI, el BCE, Bruselas, etc. Con el pretexto de la ortodoxia financiera, los especuladores privados, es decir, los mercados, extorsionan a los tesoros públicos y los especuladores públicos -es decir, bancos centrales y gobiernos- aumentan la burbuja financiera responsable de la crisis con emisiones de deuda sin fin y con exigencias a los pobres de que se aprieten más el cinturón, supongo que hasta quedarse sin pantalones.

¿Se enfrentará Mariano Rajoy al NOM? Por supuesto que no. Es cierto que el séptimo mandamiento obliga a pagar las deudas pero también la parábola de los dos deudores advierte que no se puede extorsionar al deudor que realmente no puede pagar.

Nadie duda que la nefasta gestión de Zapatero ha colocado a España como deudor asfixiado. Ahora bien, Rajoy podría mantener una cierta dignidad frente al NOM. Al menos tardar un tanto en rendirse. Menor humillación es plantear una moratoria en el servicio de la deuda que ser auxiliado por el FMI. Al menos, acabaríamos con el chantaje permanente de don Mercado Financiero. Fue los que hicieron los argentinos y los islandeses y no les alió nada mal, oiga.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com