A raíz del comunicado de los obispos sobre el aborto, el portavoz del PSOE en el Congreso ha dicho que en el ámbito de lo público, la única moral posible es la de la Constitución. La Conferencia Episcopal tiene que entender que gobiernan los representantes de los ciudadanos y no las morales privadas.
Pues bien, la Constitución considera el aborto como un delito que puede despenalizarse en algunos supuestos, mientras que él y otros destacados socialistas repiten continuamente que es un derecho. Pero aunque los obispos piden a los diputados católicos -y supongo que entre ellos hay algunos del PSOE- que no voten a favor de la reforma de la ley del aborto, no pueden obligarles a ello; por el contrario el partido socialista, impone la disciplina de voto a sus diputados obligándoles a votar a favor de esa ley.
¿Quién es más dogmático, la Iglesia o los partidos que en cuestiones de conciencia imponen la moral del partido a la moral individual de sus miembros? Y puestos a reformar ¿por qué no se reforma la ley electoral suprimiendo las listas abiertas y la disciplina de voto?
Estoy convencido que entonces, los que gobiernen, sí que representarían a los ciudadanos y no a los partidos.
Federico Gómez Pardo
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