Sr. Director:
La Cuaresma es un tiempo fuerte de la Iglesia, en el que muchos católicos recuerdan que la Misericordia Divina se derrama en el sacramento del Perdón y que, por eso, hay que  "confesar los pecados mortales al menos una vez al año, en peligro de muerte y si se ha de comulgar" (segundo Mandamiento de la Santa Madre Iglesia).

Como ha dicho el famoso cardenal Timothy Dolan, de Nueva York, a sus feligreses desde Roma, "la Iglesia es de "grandes cambios", es decir, un cambio en el corazón humano, que Jesús llamó "arrepentimiento o conversión".

Sin embargo, llama la atención tantas iglesias con los confesonarios vacíos: suelen verse sin confesores ni penitentes y, en contraste, largas filas para la comunión. Pío XII radiografió el problema: "Se ha perdido la conciencia del pecado";  además, ahora hay quienes piensan que Dios es "buenista", tan distinto de bueno y justo.

Jesús Resucitado dijo a sus Apóstoles: "Recibid el Espíritu Santo, a quien perdonareis los pecados, les serán perdonados; a quienes se los retuviereis, les serán retenidos" (Juan 20:21-23).

Josefa Romo