Si no hubiera de por medio 192 asesinados, cientos de heridos y familiares sin consuelo, la Comisión de investigación del 11-M resultaría un espectáculo graciosísimo. La comisión no ha servido para aclarar otra cosa que las manipulaciones de los partidos políticos, especialmente el PSOE, pero también el PP, para convertir un hecho luctuoso en un instrumento para obtener poder.  Por ejemplo, en la mañana del miércoles, acudieron a declarar miembros de la división canina (no, los perros no declararon) que actuaron el 11-M. Uno de las parejas (agente y perro) que intervinieron nos explicó que su perro se llamaba Hannibal, pero el agente, vaya usted a saber por qué, se empeñó en que su perro se llamaba "Jannibal". Con ese nombre, el pobre animal debió confundirse y no dio con los detonadores, cosa que sí hizo un compañero de bregas (esta vez canino) de nombre ¿Lobby?

 

Y en el entretanto, y visto el interés que la furgoneta de marras provoca en el portavoz comunista Gaspar Llamazares, el diputado popular Vicente Martínez Pujalte, le gritó: "Gaspar, la próxima campaña electoral hazla en una Renault Kangoo".

 

Todo muy divertido, salvo los muertos.