Hace unos días en México en el Estado de Puebla, el Congreso local aprobó una ley a favor de la vida y contra el aborto.

Sr. Director:

A  favor de la vida, y contra  la  eutanasia. A favor de la familia natural,   y  contra  las formas caricaturescas de "las familias".

No faltaron medios de comunicación masiva, de esos que dan mucha información, poca formación y bastante deformación que señalaron a dicha ley como obscurantista, del medioevo, de la inquisición, retrógada etc.

"Obscurantismo" fue la época que la humanidad vivió hace varios milenios, y es en ella donde precisamente  no  existía la familia  sino  la horda  con su  inseparable promiscuidad.   En la "Edad Media"  todavía se discutía si el  feto tenía o no alma y o en que momento la poseía, hoy la Iglesia Católica señala que desde la fertilización óvulo-espermatozoide, es decir, desde que la dualidad deja de ser tal y deviene en un nuevo ser, se tiene alma humana con todas sus consecuencias.

En relación a la Inquisición, en México en 300 años hubo 43 lamentables casos de condena de muerte y ejecución. ¿Qué son esos casos en comparación con los cientos de miles de asesinatos que cada año se realizan amparándose en las leyes "progres" que justifican el aborto?

¿Retrógrada? Paradigma retrógado lo tenemos en el patético caso del nazismo que arremete contra la Iglesia católica a la que Hitler llamaba "La Peste Blanca" pues pretendía  erradicar  el  cristianismo y a su vez reimplantar el paganismo germánico practicando entre otras cosas la eugenesia y la eutanasia.

En Puebla el día en que se aprobó dicha ley, un numeroso grupo de mujeres "progres" gritaban "aborto sí, aborto no; eso lo decido yo". Los diputados locales las escucharon y hasta muy entrada la noche votaron la ley. Estos diputados escucharon también el "Grito silencioso" de los embriones que exclamaban "Aborto si, aborto no; eso lo decido yo, no mi mamá, ni mi papá".

Si somos objetivos reconoceremos que esta ley además de impedir un nuevo asalto a la razón, nos hace más civilizados, pues está inspirada en la cultura del amor y no en la barbarie o en la cultura de la muerte, en la que el ser humano se deshumaniza y se bestializa, pues vive como las bestias y mata impunemente.

Máximo Necoechea

maxnek@kaixo.com