Que la prensa escrita atraviesa su peor crisis económica por la confluencia de una prensa gratuita que le quita compradores y una Internet que le arrebata lectores e influencia no es ningún secreto. Está claro que el soporte papel es un producto del siglo XIX, consagrado en el XX y que morirá en el XXI. De hecho, subsiste ya a costa de los regalos y extras que reparte entre sus lectores, un verdadero hipermercado que acelera aún más el desequilibrio entre ingresos y gastos, y que ningún patrocinador puede financiar.
Por eso, los periódicos intentan evitar lo inevitable a costa de ofrecer productos, inclusos productos periodísticos... con un pago mínimo. Ejemplo : el diario El Mundo ha decidido sacar a la calle Yo Dona, una revista más feminista que femenina, es decir, más pelma que hermosa, que se vende los sábados con el ejemplar del diario al coste de 20 céntimos de euro. Y el público no lo ha acogido bien. Por ejemplo, los kioskeros madrileños se quejan de estar obligados a comprar la revista si quieren adquirir a El Mundo. Consideran que debería ser, o bien gratuito (como Gala, que regala ABC ese mismo día) o bien ser optativa.
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