Y a Liberty, el artífice del troceo, aún le parece poco.
Como ya anunció hace unos días Hispanidad, el desguace de PRISA se realiza a marchas forzadas y la empresa ha anunciado que va a recortar la plantilla, que actualmente cuenta con 14.000 trabajadores, en 2.500, lo que supondrá el 18% de la plantilla.
Y es que el inmenso agujero negro que tenía el grupo de 5.000 millones de euros era insostenible y Liberty se ha puesto manos a la obra. Y la obra consiste en desguazar a la empresa. Ha vendido ya el 25% de Santillana, pero venderá el resto; se ha deshecho de Cuatro que ha pasado a manos de Berlusconi y ahora recurre a los despidos, una manera fácil de evitar gastos.
De esta manera, 2.500 trabajadores de sus secciones de España, Portugal e Iberoamérica acabarán en la calle, pudiéndose ampliar el número en una segunda fase de despidos.
Uno de los gigantes editoriales español se resquebraja y lo malo es que no se sabe dónde puede terminar. Quizás en la desaparición total. En manos de sus actuales dueños, dependerá de cuándo consigan lo que quieren para pagar la deuda con la que compraron y obtener beneficio, y luego marcharse. Y es que lo que ha llevado a cabo Liberty es una clásica operación de banco de inversión: el desguace. Pero es normal teniendo en cuenta que es una empresa creada con la intención de tomar PRISA.
Un triste broche final a la carrera de Juan Luis Cebrián, que todavía se mantiene como consejero delegado.
Juan María Piñero
juanmaria@hispanidad.com