Mayor Oreja reconocía en la mañana del martes que el era un poco elefante destinado a un cementerio. A medio día, López Aguilar se desmelenaba en un almuerzo afirmando que ZP nos ha hecho a todos alguna faenita. Por ejemplo, quitarle de ministro, mandarle a hacer las Canarias y darle la patada hacia arriba dirección Bruselas.
López Aguilar no ha sido el único. El PSOE madrileño también trato de quitarse de encima al alcalde de Villalba, Juan Pablo González Durán, simanquista. González Durán aguantó el tirón y dijo que compatibilizaría el puesto de eurodiputado con el de alcalde. Desde Ferraz se le dijo que obviamente era incompatible y que tenía que abandonar la alcaldía. El se niega, da un golpe en la mesa y decide salir de las listas europeas. Pajín aguanta mecha porque González Durán gana elecciones y Villalba es el bastión rojo de la sierra madrileña.
Más allá de la anécdota local, lo relevante es que empiezan a aparecer las primeras muestras de rebelión en la bancada socialista. Algo insólito sólo hace unos meses siendo Pepiño Blanco secretario de Organización, un auténtico killer. Hoy Blanco está dedicado a sus obras y las grietas son cada vez más frecuentes y más preocupantes.