El 9-M no ha cambiado nada, prosigue la agonía y se pospone la regeneración social, es decir, moral, de España. Incluso si asumimos el principio, que tanto parece preocupar a tantos, de que los resultados son buenos porque acrisolan el bipartidismo PP-PSOE y perjudican a los nacionalistas, habrá que recordarles que estamos regidos por dos partidos degenerados, y que, para ambos -desde luego así es para el PSOE-, lo importante no es la unidad de España sino la permanencia en el poder. Por eso, cuando los resultados electorales piden a gritos un pacto de Estado PP-PSOE, el presidente del Gobierno ya se ha apresurado a decir que negociará con CIU y PNV. Sólo la ceguera que produce la inmoralidad reinante puede olvidar que, para ZP -y lo mismo para Rajoy- el enemigo no son los nacionalistas, porque ninguno de ellos puede arrebatarle el poder. Para ZP sólo existe un enemigo con el que no pactar: el PP. Para el PP no es así porque está en la oposición... pero sólo por eso. Sólo los infelices que piensan que tenemos un presidente del Gobierno preocupado por el bien común, y no por jubilarse en Moncloa y batir la marca de Felipe González (13 años en el poder) pueden cerrar los ojos. Hablo del valor no-negociable del bien común. En el entretanto, Mariano Rajoy, en lugar de dimitir, exige una tercera oportunidad. Para ello, convoca Congreso del Partido Popular y dice que se presentará a la reelección. Es decir, que será juez y parte, y reta -no humilde, sino altanero- a quien se atreva a competir con él. El duelo no es limpio, porque sólo pueden presentarse con garantía de éxito José María Aznar o Rodrigo Rato, y eso supondría romper el partido (¡Hummmm!) Ahora bien, el congreso de junio es una especie de primarias, que son las elecciones (recuerden el duelo Barak-Clinton) donde se habla de ideas, y no de promesas. Aguirre ya ha dicho que no se presenta, Gallardón no quiere hacer el ridículo: Tanto a Aguirre y Gallardón sólo les preocupa su carrera política. Ahora bien, ¿qué pasaría si los diputados y senadores que quieren ser coherentes con los valores no-negociables del PP, se presentaran como alternativa a Mariano Rajoy y aprovecharan para crear una corriente en el PP, una especie de Izquierda Socialista? Por de pronto, se democratizaría más el PP, que falta le hace. Pero, es que, además, aun sabedores de que perderían el resto, sería una forma de introducir una cuña en favor de la vida, la familia, el bien común, la libertad religiosa y otros principios sobre los que el PP lleva haciendo mangas y capirotes desde que Aznar llegó a La Moncloa, hace ahora 12 años. Animo a los diputados y senadores del partido que aún creen en algo parecido a la coherencia y a los que, al menos, les molesta tener que dejar la cabeza en el perchero, junto al sombrero, cuando entran en el Congreso de los Diputados o en el Euro Parlamento. Estoy hablando de Jaime Mayor Oreja, Eugenio Nasarre, Jorge Fernández, Luis Peral, Ángel Pintado, José Eugenio Azpiroz o Luis Peral. A lo mejor se me escapa alguno, pero lo triste es eso: que se me escapen. ¿Perderán frente al aparato? Naturalmente, pero conseguirán que se hable de lo que nunca se quiere hablar en el PP: de lo importante. Para eso están las primarias. Las elecciones generales sólo están para ganar. Eulogio López eulogio@hispanidad.com