Montilla quiere utilizar a La Caixa como ariete en Telefónica

 

Como cada minuto nace un ingenuo, todavía hay quienes piensan que el Gobierno Zapatero no va a intervenir en las cúpulas de las empresas privatizadas. Lo que sí es cierto es que piensa hacerlo de diversas formas. Por ejemplo, piensa intervenir en el sector energético privado promoviendo una marea de fusiones. Por ejemplo, piensa intervenir en el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) instando a su presidente, Francisco González, a incorporar nuevos vocales a su muy reducido Consejo, a ser posible cercanos al Partido Nacionalista Vasco (PNV), y recordándole que el BBVA forma parte del núcleo duro de empresas estratégicas. También en el caso bancario el Gobierno venderá caro su apoyo al BBVA dentro del proceso de reconversión bancaria europea que se avecina.

 

En el caso de las eléctricas, así como de las cajas de ahorros con importantes participaciones en el sector energético, el arma más eficaz va a ser, sin duda, el Protocolo de Kyoto. Al final, por uno u otro camino, se trata de crear un tejido industrial que, en sus principales cabezas, sea afín al Partido Socialista y pueda ser utilizado cuando se necesite.

 

En el caso de Telefónica y de su presidente, César Alierta, amén de todas las presiones que se pueden realizar a través del marco tarifario, el todopoderoso ministro de Industria, Comercio y Turismo, José Montilla, empeñado en hacer política industrial española desde Cataluña, está presionando a Alierta para que nombre un consejero delegado, que sustituya al cesado-dimitido Fernando Abril-Martorell. Ya ha sonado en la "City" madrileña el nombre de Ignacio Santillana, casualmente director general del Grupo Prisa, de don Jesús Polanco. También ha sonado como consejero el socialista José Aureliano Regio. Ahora se ponen sobre la mesa toda una serie de notables sobre el Felipismo, que tuvieron relación con el mundo empresarial: Julián García Vargas, Julio Rodríguez, etc.

 

Sin embargo, para muchos de los asesores de Montilla, el filosocialista a colocar en la Consejería Delegada de Telefónica debería ser un hombre de la Casa. De otra manera, la casta de los "telefónicos" podría no aceptarlo. Recuérdese la famosa frase que corre en la sede de Telefónica: Los que llegan se van, los que están se quedan. Todo ello señala al consejero director general Luis Lada, creador de Telefónica Móviles, con un hombre clave para ese puesto. Eso sí, Montilla no es tan tonto como para señalar a alguien: utilizará a un accionista, como ordena la Ley de Sociedades Anónimas, para aconsejar a Alierta la conveniencia de contar con un segundo. Naturalmente, el accionista elegido es La Caixa. El peso en Telefónica del director general de Caixa, Isidro Fainé (vicepresidente de la operadora), así como de Antoni Masanell, consejero de Telefónica y muy involucrado en las Comisiones más importantes de la Casa, será decisivo. Decisivo y no muy positivo para Lada, dado que sus relaciones con Fainé y Masanell son cordiales… pero sólo eso.

 

El contraataque de Alierta pasa o bien por la resistencia numantina (no habrá consejero delegado), o bien por el nombramiento de "su" propio número dos. Varios son los hombres en su equipo en los que Alierta confía. Por ejemplo, Santiago Fernández Valbuena, otro financiero, como lo era Fernando Abril-Martorell y como lo es el propio Alierta. Eso sí, es nuevo en la Casa, no es un "telefónico".

 

Va a ser el gran pulso del verano. El Gobierno, por conducto interpuesto, presiona. Ahora hay que ver si Alierta opta por resistir o por tomar la iniciativa.