No son pocos los sesudos analistas políticos para los que la solución a los problemas de España -que, al parecer, son muchos- pasa por una alianza entre el PP y el PSOE, una 'groseen' coalición entre los dos partidos mayoritarios frente a las interminables reclamaciones nacionalistas.

Sobre todo, en los casos vascos y gallegos que celebran elecciones el próximo día 1 de marzo.

La tesis es muy cierta y, de hecho, el voto de los españoles en las últimas generales así lo acreditan. Ante el hartazgo de la plomiza actitud nacionalista, es lógico que aumentara el bipartidismo en el Congreso.

Ahora bien, ¿por qué razón iba a pactar ZP con el PP? Como decía el fallecido constructor Huarte: Lo primero y principal conocer al personal. Lo único que le importa a ZP es mantenerse en el poder, y eso no se logra con gobiernos de coalición con el PP, sino con cualquier fuerza política que no sea el PP. Porque es el partido neocon quien puede arrebatarle la Moncloa. Por tanto, no se engañen: ZP seguirá pactando con independentistas, soberanistas y demás 'istas' si con ello lograra aislar al PP y obligarle a conseguir mayoría absoluta. Lo de ZP es el social-nacionalismo antipepero. Es lógico, ni PNV, ni CIU, ni BNG, pueden arrebatarle el sillón de La Moncloa; el PP sí.

Así que ZP no pactará con el PP en Euskadi ni en Galicia, preferirá a sus actuales compañeros de viaje, respeten o no la Constitución, sean independentistas leninistas o mediopensionistas. El asunto es detentar el poder el mayor tiempo posible. Aferrarse a unos principios sería intolerante y poco pluralista.

Aunque algunos mantienen fundadas sospechas al respecto, el problema de la clase política española, cuyo desprestigio sólo es superado por el de jueces y fiscales, es que cualquier asomo de preocupación por el bien común, provocaría estruendosas carcajadas entre nuestros primeros espadas de la política.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com