¿Algún lector podría explicarme quién espiaba a quién en el escándalo de los especuladores del PP madrileño? ¿Algún otro podría explicarme qué han echo exactamente el alcalde de Boadilla y el ex edil de Majadahonda?

Porque yo no lo entiendo. Sí entiendo que Gallardón se apresurará a dar por buenas las acusaciones  a Aguirre mientras Aguirre, en una alarde de estupidez suicida suprema, hablara de las miserias investigaciones del juez Garzón. Precisamente de Garzón quien, por pura casualidad, y sin que su amigo, el ministro Bermejo y su otro amigo, el ministro Rubalcaba, tengan nada que ver, por supuesto, en el asunto.

Al parecer, el ladrón más grande que existe en España es un alcalde de una localidad dormitorio del noroeste de Madrid, que ha utilizado como soporte de su inmenso latrocinio a una empresa dedicada a montar mítines. Esto marcha.

Curioso, porque el mismo día en el que se hacía público el partido pepero de buscar chicos expiatorios para saciar la sed del PSOE, agotado por su inutilidad ante la crisis económica, se conocía que un juez de Instrucción, no de la Audiencia, por tanto menos político, imputaba a tres altos cargos de la SEPI, uno de ellos -Juan Gurbindo- aún en ejercicio con la SEPI socialista está implicado por el Caso Aerolíneas, presunta malversación de fondos, de un total de 758 millones de dólares que, presuntamente han malversado -y defraduado a Hacienda otros 100-, los propietarios de Marsans, Gonzalo Pascual y el presidente de la patronal CEOE, Gerardo Díaz Ferrán. De ello, ni una sola palabra en los medios españoles, controlados por el poder, e incluso en uno de ellos -leo artículos tan tontos como el del gran Alfonso Ussía en La Razón-. Sí, Alfonso. Cristina Fernández de Kirchner conforma son su esposo un matrimonio de cleptómanos. Además, es una borde increíble pero, en ocasiones, los bordes cleptómanos también tienen la razón: en el caso Aerolíneas Argentinas son los Kirchner quienes tienen razón, y los culpables son el Gobierno Aznar, el Gobierno ZP y los Hombres G: don Gerardo y don Gonzalo.

Así que ya lo saben: el responsable del hambre en el mundo y del cambio climático es González Panero, alcalde de Boadilla del Monte, provincia de Madrid según se mira a Ávila. Un personaje censurado en los medios, en los socialistas y en los peperos, al que ya se le califica de gángster. Es el resultado de un partido homicida, como el PSOE, tirando a sádico, y la derecha del PP, que tira a masoca, que en cuanto surge una acusación, aunque fuese más falsa que un billete de once euros, en lugar de unirse para la defensa lo que hace es buscar un culpable, a ser posible entre el odiado compañero. Un PP que alaba a su degollador Garzón y que sigue los consejos de El País: en cuanto alguien es acusado en las páginas de El País, debe dimitir de su cargo por limpieza democrática. ¡Pero qué imbéciles tan simpáticos! Eso sí, no me cabe duda que tras este nuevo servicio de El País a la causa socialista, PRISA, en plena quiebra técnica, ya debería haber echado el cierre. La banca, como la justicia, es independiente del Gobierno y de los medios, vaya que sí.

Don Mariano Rajoy se parece a don Niceto Alcalá Zamora, aquel tonto útil de la II República, que, desde sus orígenes conservadores y su espíritu vanidoso y masoquista propició un caldo de cultivo apropiado para una revolución comunista. Con tal de ser presidente de la República, es decir, sucesor del Rey, a don Niceto no le importaba que el poder estuviera en manos de tiranía... La Tiranía con T mayúscula. A don Mariano Rajoy, con tal de ser jefe de la oposición, con doble salario y gastos pagados, poco le importa que el PSOE le derrote una y otra vez.

Tanto ZP como Mariano trabajan para mantenerse donde están: en La Moncloa el primero, en el Congreso de los Diputados el segundo. Los demás poco les importan. Juntos son felices.

Lo que significa que España no necesita un cambio de Gobierno o de oposición: lo que significa es un cambio de democracia. La clase política española, de izquierdas y de derechas, no da para más. Es puro pensamiento débil, es decir, ausencia total de pensamiento, y encima, el PSOE muestra, otra vez, su deriva totalitaria, hacia una democracia vigilada.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com