Falange española se siente decepcionada por la actitud de Soledad Mestre de cerrar, sólo ayer, el Valle de los Caídos y no poder honrar allí el alma de José Antonio Primo de Rivera.

Sr. Director:

¿Qué pretende la señora Soledad Mestre? Veinticuatro horas después de que la Guardia Civil impidiese el acceso al Valle de los Caídos a quienes asistían a la Misa por el eterno descanso del alma de José Antonio Primo de Rivera, el domingo 16 de Noviembre,  aún no salimos de nuestro asombro.

La libertad ideológica, religiosa y de culto reconocida en el Artículo 16 de la -por ahora- vigente Constitución, fue pisoteada por la Delegación del Gobierno en Madrid...sin que ningún grupo político con representación parlamentaria ni ningún medio de comunicación se haya rasgado las vestiduras.

Vivimos en una falsa democracia. El sistema político vigente nominalmente garantiza las libertades individuales pero, en la práctica, sólo los poderosos tienen garantizado su ejercicio. En ocasiones, los mecanismos que impiden el ejercicio de las libertades formales son sutiles, casi imperceptibles, aunque eficaces.

En otros casos, como ayer, la conculcación de derechos es flagrante sin que importe lo más mínimo a quienes, a diario, se llenan la boca -el bolsillo ya está repleto- de las palabras libertad, justicia y democracia.

Los falangistas, que llevamos décadas padeciendo esta falta de libertades, no renunciamos por ello a nuestro legítimo derecho a darnos a conocer y a difundir nuestra alternativa política, económica y moral. Es más, la represión afianza nuestras posiciones y reafirma nuestras convicciones.

Lo que no alcanzamos a entender es la maniobra llevada a cabo por Doña Soledad Mestre, Delegada del Gobierno en Madrid, en la jornada de ayer.

Bastaba con que hubiese anunciado anticipadamente el cierre del Valle de los Caídos con cualquier excusa (seguridad, obras, etc.) y los falangistas habríamos acudido a otro templo para orar por nuestro fundador. Sin embargo, prefirió mantenerlo abierto en apariencia y enviar a un ejército de guardias civiles a impedirnos la entrada. ¿Qué buscaba con esta maniobra de provocación? ¿Creía que los falangistas intentaríamos acceder a toda costa dándole una excusa a la fuerza pública para cargar contra nosotros? ¿Y eso para qué? ¿Por el gusto de ver a la única disidencia política real apaleada?

¿Quería regalarle esa imagen a los más extremistas de sus seguidores? ¿O tal vez buscaba una excusa para criminalizar a nuestra formación política siguiendo la senda marcada por el Juez Garzón?

No lo sabemos. Lo que sí intuimos es que se avecinan tiempos duros para nuestro movimiento. Tiempos de represión. Quién sabe si de persecución. No importa. Aquí sabrá estar la Falange. Como ayer supo estar, templada y ordenada, frente a la provocación de Doña Soledad Mestre.

Falange Española de las JONS

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