El ministro de Industria y Energía del Reino de España, Joan Clos, se quitó de en medio el reto de la ruptura unilateral del proyecto Gassi Touil, con repercusiones negativas para Repsol y Gas natural, al hablar de una "cuestión entre empresas". Ahora bien, las dos compañías españolas se enfrentan a Sonatrach, que es algo más que una empresa pública: es el Gobierno de Argel. Así puede comprobarse en las dos fotos: En la primera se puede ver como el Directorio de Sonatrach está formado por el ministro de Energía, acompañado de un representante de la Presidencia de la República, el gobernador del Banco de Argelia, el ministro de Finanzas y un representante del Ministerio de Planificación. O sea, carácter mercantil que opera según criterios empresariales. O sea, un pulso entre compañías en el que el Gobierno Español, el señor Joan Clos, no debe entrar de ningún modo.
Por otra parte, la pinza anti-española formada por París y Argel afecta al segundo gasoducto del Magreb, el que, a partir de 2009, si es que Sonatrach no da marcha atrás, introducirá por Almería 8.000 millones de metros cúbicos de gas. El accionariado está compuesto por Sonatrach (36%), Cepsa (20%), Iberdrola (20%), Gaz de France (12%) y Endesa (12%). En definitiva, entre Sonatrach y GDF controlarían el 48% del capital, algo muy preocupante dadas las actuales relaciones -horribles- entre España y Argelia.
Mientras, el presidente francés Nicolás Sarkozy ni tan siquiera se ha preocupado de desmentir -quizás porque es cierto- la información que aseguraba que París aconsejó a Argel prescindir de la colaboración con España.