Fuentes diplomáticas israelíes han enfriado las esperanzas sobre una posible solución interna a la guerra de el Líbano, es decir, al despliegue de una fuerza de 15.000 hombres, en el sur del país, no internacional sino formada por los propios soldados libaneses.
Como ya hemos informado en días pasados en Hispanidad, esta opción planteada por el Gobierno de Beirut recibió el visto bueno del primer ministro israelí, Ehud Olmert, y, el pasado miércoles, también era aplaudida por el jeque de Hezbolá, Hasan Nasralah.
Ahora bien, miembros de la comunidad judía en España recuerdan que Olmert puso dos condiciones para aceptar el despliegue de esa fuerza y renunciar a la invasión del sur del Líbano tal y como está prevista, es decir, hasta la frontera del río Litani (lo que, dicho sea de paso, supondría tomar la ciudad de Tiro, que se encuentra dentro de esa área geográfica). La primera condición es que esa fuerza tenga como cometido desarmar a la milicia de Hezbolá. La segunda, que Israel aprobara la composición de dicho contingente. Recordemos que la propaganda islámica oculta, una y otra vez, que el 75% de los soldados del ejército libanés son chiitas, muchos de ellos fundamentalistas seguidores de Hezbolá, a pesar de que los chiíes suponen poco más de un tercio de la población del Líbano. No sólo eso, el problema es que Hezbolá representa a un ejército regular no muy numeroso pero mucho más poderoso que el ejército libanés, entre otras cosas por el apoyo de Siria. Damasco no es un régimen fundamentalista sino extremista laico, pero le encanta que los cristianos libaneses estén dominados por los fundamentalistas chiíes. De ahí el pesimismo hebreo. En pocas palabras, el Gobierno de Jerusalén no está capacitado para meter en cintura a Hezbolá. Si en 20 años no lo ha conseguido es imposible que lo consiga ahora. Por otro lado, el Gobierno hebreo sabe que los bombardeos sólo han servido para provocar víctimas inocentes que los fanáticos musulmanes utilizan como escudos. Si no se llega a un acuerdo de paz, la infantería hebrea invadirá todo el sur del Líbano pero se verá obligada a buscar a los terroristas uno por uno, casa por casa. Además, Hezbolá recurrirá a lo que siempre ha hecho : huir hacia el norte y esconder hombres y armamentos en la sociedad libanesa cristiana o árabe moderada. Y es muy dudoso que las fuerzas libanesas puedan evitarlo.