Sr. Director:
En las calles de mi barrio, en la ciudad de Girona, desde hace casi un año se ha prohibido a los coches circular por las calles de una única dirección a más de 30 kilómetros hora (Km/h.).

 

En las mismas señales de limitación, las hay en abundancia, se han colocado placas con la inscripción den preferencia a las bicicletas. ¿Les parecerá que las calles son más seguras? Pues no, hay más riesgos, la gente cruza por cualquier lugar y las bicicletas, como tienen preferencia, te las encuentras en medio de la calzada, por las aceras, atravesando los pasos peatonales y hasta en contra dirección, todo esto hace que la circulación no sólo sea más lenta sino también más peligrosa.

Pues bien, en Girona tenemos la sensación que durante los años de Gobierno socialista, nuestra ciudad está sirviendo de conejito de indias. No sé las conclusiones que han sacado de la experiencia, pues el Sr. Navarro quiere imponer el invento en todas las ciudades, y es que a diferencia de lo logrado en las carreteras estatales, la política de seguridad vial no ha sido eficaz contra la siniestralidad en las ciudades. Por eso, Tráfico, el gerundense Navarro, ha decidido limitar la velocidad máxima en la calles de un carril a 30 km/h., en lugar de los 50 km/h. actuales.

Aunque el propósito final es bueno, pienso que la decisión es errónea y el límite que se impone es de todo punto absurdo. ¿Qué pretende la DGT, ciudades sin coches o que se recaude más con más multas?

Jesús Domingo Martínez