No me gusta Paul Krugman: lleva años con el mismo diagnóstico, pero cambiando de terapia cada mes. En la campaña electoral norteamericana, nos dijo que Bush era muy malo y Obama muy bueno, pero ahora que ha ganado el demócrata, resulta que la crisis va a ser duradera y que no parece haber solución en el horizonte. Y, naturalmente, los planes de Bush para salvar a los especuladores de Wall Street son muy buenos, se van a mantener y aumentar.

Algo parecido a lo de ZP en marzo: hasta el día 9, donde revalidó su triunfo electoral, la crisis económica no existía, exageraciones de la derecha. El día 10, la crisis era pavorosa y nos exigía esfuerzos a todos... y la derecha no colaboraba en la solución.

Ahora que Barack ya es presidente, Krugman nos ofrece una vida sin burbujas, sin burbujas especulativas, se entiende, pero continúa apoyando los planes para proteger al especulador a cuenta del contribuyente. No sólo eso, sino que Krugman, el espejo en le que se mira Obama, no nos ofrece terapia alguna contra la patología que nos asola.

La verdad es que la única terapia posible para reducir el especulador es amenazara allá donde su cerebro y su corazón anidan: en el bolsillo, sólo gravando fiscalmente la especulación financiera podríamos reducirla.

Por contra, lo que está haciendo Bush con el apoyo entusiasta de Obama (y de ZP, Brown o Merkel) consiste en darles dinero público a los especuladores para que sigan haciendo lo mismo de siempre: especular y fastidiar a la economía real. No hay más que contemplar los planes de ZP para suscribir con dinero público titulizaciones bancarias, precisamente uno de los productos que crean esas burbujas. Esto no interesa a Krugman porque perjudica a Obama, pero constituye la esencia de la actual política economía de Occidente: un régimen plutocrático en el que los individuos y las familias financian, coercitivamente, a través del Gobierno, a quienes les han esquilmado sus ahorros. Todo un sabio, este Krugman, un sabio plutocrático. Al igual que Maquiavelo aplaudía al príncipe para seguir disfrutando de su posición, Krugman alaba a Obama y, si tiene que criticar que gobierna para los ricos, lo hace sin citar ejemplos o nombres propios... y sin proporcionar soluciones.

Por cierto, los planes de ayuda a la banca y a las multinacionales- además de consagrar la plutocracia están consiguiendo endeudar de tal forma a los ciudadanos que debemos despedirnos, al menos durante una generación, de una reducción de impuestos a los pequeños (familias, profesionales y pymes). De esto, tampoco dice nada el gran Krugman.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com