Cuando los guasones televisivos buscaban un país donde el candidato demócrata aprendiera el oficio de gobernante, escogen La Moncloa, la mejor escuela de tan dura disciplina científica.
Lo del presidente del Gobierno español es patético. Sólo el formidable aparato de propaganda que le rodea, verdaderos lameculos del zapatismo, puede provocar uno de los fenómenos más curiosos de la actualidad política del siglo XXI: que el presidente del Gobierno sea el líder intocable en España y el hazmerreír allende nuestras fronteras.
Poco después de llegar a La Moncloa, en 2004, ZP recibía la visita del primer ministro danés, testigo directo de cómo nuestro estadista arremetía contra el Gobierno Bush, sin necesidad alguna. El danés exclamó entonces: Me habían dicho que este hombre era tonto y ahora se que es tonto.
Cuatro años después hay que reconocer que la cosa no han cambiado, han empeorado. Un patético ZP afirma que la oposición debe apoyarle sin peros -en su errática política antiterrorista, en su fracasada política económica- y de este modo da carpetazo a la esencia misma de la democracia. El mismo ZP patético mendiga un puesto en una reunión para reformar el sistema financiero, mientras sus altavoces aseguran que cada vez son más los apoyos diplomáticos que tiene España, los mismos apoyos -Chávez, Evo Morales, Kirchner, Lula da Silva- que se burlan de él en cuanto tienen oportunidad.
Pero lo malo no es su impericia. Lo malo es que, a esa incapacidad visible para cualquiera que no sea él mismo o que no esté en su nómina, ZP une un resentimiento que le hace perder el sentido del ridículo. Ese rencor, sea frente a Estados Unidos, frente a una Ángela Merkel que le desprecia -lo mismo que Brown, Berlusconi y Sarkozy-, o frente a los fachas de la Guerra Civil, convierte a ZP en un personaje que no busca soluciones sino culpables, que no se guía por la justicia sino por la venganza y que, constantemente alabado por un coro de aduladores, especialmente en la TV interna, se envanece hasta extremos pueriles.
Ahora bien, ¿de dónde procede ese patetismo que adorna la figura de ZP? Pues, como siempre, de sus flagrantes contradicciones. Porque claro, para acudir a la Cumbre del día 15 no hay que tener apoyos, sino ideas. ZP, en el mejor estilo retórico y vacío de su clon, Barack Obama, acaba de cargar en el Salvador contra la lógica de la especulación, la avaricia y la responsabilidad social. Nuevamente me congratulo de que, tras un año -cuando se fecha el comienzo de la crisis, en agosto de 2007- en que sólo este modesto periódico electrónico (confidencial me gusta más), llamado Hispanidad.com, insistiera machaconamente en que la culpa de la crisis es la especulación en los mercados financieros y de que su solución para por guillotinar la especulación (a los especuladores no, por el momento) y reducir le apalancamiento de empresas y familias, sin que políticos y economistas ni tan siquiera mencionaran el término, ahora hasta ZP, especialista en apropiarse de la opinión de la calle y hacerla suya, apele a la codicia especulativa. Eso sí, él piensa que especulación no es un defecto -recuerden que es amoral- sino un sistema, llamado capitalista.
Pero: como le ocurre siempre al secretario general del PSOE, como no sabe de qué está hablando, no hace otra cosa que incurrir en flagrantes contradicciones que son las que provocan vídeos como los de The Onion. Y así, mientras -muy acertadamente- brama contra la especulación, su Gobierno dedica millones de euros de dinero público, de nuestro dinero, a suscribir titulizaciones, uno de los títulos más especulativos, de los que más han hinchado la burbuja financiera que ha estallado con las consecuencias sabidas y sufridas. En definitiva, clama nuestro intelectualmente indigente señor presidente contra la hoguera especulativa mientra alimenta el incendio con el dinero de todos los españoles. Si yo fuera accionista de un banco de inversión, propietario de una SICAV, socio de una gestora de capital riesgo o de un fondo de alto riesgo votaría a ZP. Sin dudarlo.
Si éstas son las ideas con las que pretende acudir a la reunión norteamericana, mejor que se quede en Moncloa y envíe en su lugar a Carme Chacón o Bibiaba Aído. Desde aquí, sólo nos incordia a los españoles.
No me extraña que The Onion le presente como arquetipo de gobernante inútil. Lo cual, como español, ya me fastidia un poquito.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com