Termino la serie de 24 artículos sobre la sede vacante que dejara Benedicto XVI y ocupara el Papa Francisco. Lo hago con la misma munición de la anterior entrega: el libro de Armando Rubén Puente, "Cómo piensa el nuevo Pontífice", que acaba de editar Libros Libres y que ya he citado aquí. Y como es el último, hablemos de La Parusía, del Bergoglio Escatológico. ¡Qué menos!

Se trata de otro discurso (año 2000) a las comunidades educativas (¡Madre Mía, de qué cosas le hablaba el obispo Bergoglio a docentes y discentes! Desde luego, no de Educación para la Ciudadanía)

Este texto es el que más pistas me ha dado sobre el nuevo papa y una de las claves de su sabiduría. Naturalmente, el Papa es católico y todo católico cree en la Parusía, es decir, en el fin de los tiempos. Más que nada porque la Segunda venida de Cristo nos la describe Jesucristo en los evangelios y la recitamos en el Credo, esto es, en el conjunto de verdades que todo cristiano debe creer. La diferencia está en que algunos esconden este dogma y otros lo pregonan. Y resulta que el Papa Francisco pertenece al segundo grupo. Yo no lo sabía. Y encima pocas veces me lo habían descrito tan peliagudo asunto de forma tan sensata y, por tanto, tan radical. Vamos, como si fuera argentino

Ahí va, con giros porteños incluidos: "La historia tiene un sentido y un término. La acción de Dios, que comenzó con una creación en cuya cima está la creatura que podía responder como imagen y semejanza suya, con la cual él podía establecer una relación de amor y que alcanzó su punto maduro con la encarnación del Hijo, tiene que culminar en una plena realización de esa comunión de un modo universal".

La primera en la frente: la historia no termina en una disolución -lo que casi siempre creemos- sino en un final apoteósico que constituye, a la vez, principio de eternidad. Pero sigamos escuchando al Papa Francisco:

"Todo lo creado debe entrar en esa comunión definitiva con Dios, iniciada en Cristo resucitado. Es decir debe haber un término como perfección, como acabamiento positivo de la obra amorosa de Dios. Un término que no es resultado inmediato o directo de la acción humana, sino que es una acción salvadora de Dios, el broche final de la obra de arte que él mismo inició y en la cual quiso asociarnos como colaboradores libres".

Comprenden, el fin del mundo, de este mundo, es algo tan inevitable como deseable. Y el hombre no es objeto de acabamiento sino sujeto de eternidad. Qué digo: es el co-protagonista de la película. La vida tiene un sentido y como todo lo que tiene un sentido, tiene un principio y un final. Pero lo mejor es el final, porque la meta no es disolución sino frontera entre el tiempo y la eternidad, es decir, paso a la plenitud. Y así sucede que:

"La fe en la Parusía o consumación escatológica se torna fundamento de la esperanza y cimiento del compromiso cristiano en el mundo. La historia, nuestra historia, no es tiempo perdido. Todo lo que vaya en la línea del Reino, de la verdad, la libertad la justicia y la fraternidad será recuperado y plenificado".

Me encanta ese neologismo porteño: plenificado, de plenitud. Porque en esa plenitud nada de lo realizado por Cristo dejará de ser tenido en cuenta, y hasta lo que nos parecía ordinario cobrará todo su significado.

En consecuencia, "la esperanza cristiana no es un consuelo espiritual, una distracción de las tareas serias que requieren nuestra atención. Es una dinámica que nos hace libres de todo determinismo y de todo obstáculo para construir un mundo de libertad para liberar a esa historia de las cadenas de egoísmo, inercia e injusticia en las cuales tiende a caer con tanta facilidad". Repasemos: la mayor herejía el determinismo. El mayor pecado, la depresión. El mundo no terminará con un estallido sino con el hombre alcanzando su plenitud. Vamos, que el fin del mundo no es una mala noticia, es la mejor de las noticias. Lo llaman la Nueva Jerusalén y ojalá llegue pronto.

En España todavía no valoramos demasiado a este Papa porque somos lo suficientemente tontos como para despreciar lo nuestro, Y lo nuestro es lo hispano. Pero es oro molido. Si, como creo, el Espíritu Santo le ha elegido para acelerar el paso hasta la 'plenificación' necesitará todo nuestro apoyo. Va a necesitar de toda la comunión de los santos de la que pueda disponer. Por toneladas. Recemos por él.

Eulogio López
eulogio@hispanidad.com