El éxito que ha cosechado la película francesa The Artist en la 84 edición de los Oscar, no sólo supone una conquista del cine europeo (es la primera producción no anglófona que gana en la categoría de Mejor película), sino el triunfo del talento sobre el dinero.
Con tan sólo 15 millones de euros de presupuesto -frente a los 170 millones de la otra gran favorita: La Invención de Hugo (por cierto, también maravillosa)- esta encantadora historia totalmente muda, en blanco y negro, ha desarmado a cinéfilos de todo el mundo y, al parecer, también a los miembros de la Academia. El triunfo de David sobre Goliat, aunque en esta ocasión el gigante también tenía encanto.
De esta forma, el director francés Michel Hazanavicius (un casi recién llegado al mundo del cine puesto que era conocido sobre todo por su faceta de realizador televisivo) se sitúa con sus cinco Oscar a su historia (película, director, actor, banda sonora y vestuario) entre los directores de moda.
Una ceremonia más amable que brillante, con resultados previsibles según buena parte de la crítica especializada, que supone un giro a producciones independientes, aunque éstas tengan nacionalidad europea.
Juana Samanes
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