Obama, Sarkozy, Cameron: tres líderes desnortados que bombardean Libia

Con la doctrina del cupo, el racismo continuará. ZP en China: ni sentido común ni sentido del ridículo.

Es un artículo exculpatorio, escrito en consenso por los presidentes de Estados Unidos, Francia y Reino Unido sobre Libia. Aseguran que los bombardeos continuarán hasta que Gadafi se vaya. Supongo, por tanto, que continuarán hasta el día en que Libia quede arrasada.

Se trata de los tres líderes occidentales con mayor capacidad militar. Justifican el bombardeo a Gadafi pero no ofrecen soluciones. Bueno sí: prometen que será el pueblo libio quien decidirá su futuro respuestas. Que sea el pueblo libio quien recree su futuro. ¿Y eso qué significa? ¿Acaso Gadafi va a permitir que la oposición tenga libertad de acción para echarle del poder, juzgarle, condenarle y probablemente ejecutarle?

Iraq y Afganistán han demostrado que la invasión terrestre es un desastre cuando la población a la que se pretende liberar no está por la labor de colaborar con el invasor. Libia está demostrando que los bombardeos constituyen una táctica cobarde, donde sufre la población civil y que si no se cuenta con una oposición pié a tierra puede resultar un desastre y una masacre. La guerra siempre la gana la infantería. En ambas opciones conviene recordar que los ejércitos en las naciones libres tienen su razón de ser en la defensa del país frente al ataque exterior y que la guerra preventiva es inmoral. La única guerra justa es la legítima defensa. Como hemos perdido ese norte de actuación, nos encontramos ante unos líderes de Occidente totalmente desnortados.

Pero es que, además, la guerra sin bombas es mucho más eficaz en la sociedad de la información. Hay que bombardear por Internet, una verdadera cruzada pacífica por los derechos civiles en todo el mundo. Obama, Sarkozy y Cameron no deberían ocuparse en justificar sus actos sino en derrocar tiranías por métodos pacíficos, que hoy en día resultan mucho más expeditivos que los bombardeos.

Y todo ello con un objetivo muy claro: ahora mismo, el derecho humano más volteado es la libertad de culto, conocida como libertad religiosa. Culto viene de culto, lo mismo que cultura. Si los bombardeos sobre Gadafi tienen éxito, la primera exigencia a la nueva Libia debería ser la libertad religiosa para sus habitantes. Buena prueba de ello es que las peores tiranías del mundo, islámicas o orientales, desde luego la tiranía china, han adoptado el mismo sistema económico capitalista, que tantos papanatas consideran la esencia de las democracias occidentales, cuando la esencia de Occidente es el humanismo cristiano –cuyo fundamento es la religión cristiana, el pensamiento griego y el Derecho Romano-. Y todas esas tiranías, de un continente u otro, la china, la iraní o la saudí, coinciden en su Cristofobia.

Por otra parte, esta cruzada por la democracia y la libertad nunca tendrá éxito si permitimos que la globalización mercantil, los intereses económicos, pongan una mordaza sobre la necesaria denuncia de los atentados contra los derechos humanos en las autocracias con las que se comercia. El ejemplo de China, el despotismo más salvaje del mundo, es el arquetipo de lo que estoy diciendo. Sobre esto deberían escribir las plumas unidas de los presidentes de las tres potencias occidentales que, sinceramente, no ha dado la talla.  

 

Y el racismo permanecerá

Moncloa está feliz con el reglamento que regulará la inmigración en España. Sabios principios lo alientan: entrada ordenada y legal, lucha contra la inmigración irregular e integración.

Suenan bien, como todos los tópicos, pero no tienen nada que ver con la cosmovisión cristiana de la vida ni con la historia. Lo que ha privado en la historia no es el 'cupo', sino la libre circulación de personas, las fronteras abiertas. Un mundo libre es aquel en el que la gente puede moverse sin cortapisas por el planeta. Y a los que huyen de la miseria o la opresión hay que recibirlos con los brazos abiertos.

Lo exigible es que el acogido respete la fe y el modo de vida del país que le acoge. Ahí sí que hay que ser riguroso. El problema de Occidente no son los flujos de personas que vienen del Tercer Mundo, sino que los acogedores, nosotros, no somos leales a nuestra propia tradición, enraizada en los principios cristianos de que el hombre es sagrado por ser hijo de Dios.

Al que no respete al padre de la democracia occidental, que es el Cristianismo, debe ser expulsado. Y respetar el modo cristiano tiene poco que ver –algo sí- con ir a misa los domingos. Consiste en respetar y, por qué no, agradecer, las ventajas –entre ellas la libertad- que ese orden cristiano ha generado. Y si no se respetan, entonces sí, repatriación.

Con la doctrina del 'cupo' el racismo continuará. El racismo de los españoles que se sienten agraviados y el de aquéllos inmigrantes que no respetan ni la fe ni las costumbres españolas.       

 

ZP en China: ni sentido común ni sentido del ridículo

La gente mejora o empeora pero no cambia. En el caso del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ni cambia ni mejora: no tiene remedio. ZP es un personaje indefinible e inenarrable pero rencoroso y recalcitrante como no recuerdo otro.

El problema es que, cuando falta sentido común también se carece de sentido del ridículo. Y cuando se es un resentido incapaz de arrepentirse de nada, castrado para la rectificación, entonces no hay posibilidad de cambio ni de progreso. Te ahogas en tu propia salsa, la salsa de

ZP, que posiblemente confundió los vagos deseos del Tesoro chino para invertir en deuda española (claro que quieren invertir en el bono español, como que nuestra debilidad económica actual nos obliga a otorgarles rentabilidades superiores al 5%) con invertir dinero –nada menos que 9.300 millones de euros- en las cajas de ahorros para asegurar una de las mayores barbaridades del PSOE: la conversión de la cajas en bancos, reforma innecesaria, desastrosa y onerosa, que jamás debió iniciarse.   

"China siempre cumple sus promesas" y saneará las cajas españolas, insiste el recalcitrante Zapatero, un día después de que los chinos le ridiculizaran calificándole de mentiroso. Es igual, insiste ZP, no he cometido error alguno, no rectifico: mi gira asiática ha resultado un éxito total. Este hombre no tiene remedio.

Existen dos tipos de inversiones extranjeras: la directa, es decir la instalación de empresas, y la de cartera, mera inversión financiera que muy poco aporta a los españoles y, encima, aumenta a burbuja especulativa.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com