La publicidad engañosa es aquella que induce a error a los destinatarios y puede alterar su comportamiento económico. Asimismo, la normativa vigente al respecto considerará también publicidad engañosa aquella que silencie datos esenciales de los bienes o productos en cuestión y que por tanto tal situación induzca a errores por parte de los destinatarios de la publicidad.
También la llamada publicidad engañosa sobre comidas, que es uno de los motivos de gordura, fundamentalmente entre los chiquillos, que tienen un bajo nivel adquisitivo y a los que se les persuade con los mensajes que les estimulan a una alteración de los costumbres alimenticias. Una muestra de estas acciones publicitarias son los spots que se han emitido engullendo una enorme hamburguesa, según la Organización Médica Colegial.
Los llamados productos light deberían prohibirse ya que se trata de un engaño al consumidor. La regulación de la publicidad de los alimentos engañosos se encuentra en el Reglamento Europeo de Alegaciones Nutricionales y de Salud. Además, un informe de la OMS afirma que la obesidad es un enigma que representa un 8% de los costes sanitarios y origina el 60% de los casos de defunción en Europa.
En Estados Unidos, una valla publicitaria de gigantescas proporciones decía la vida es corta, divórciate. Se mostraban imágenes de un hombre y una mujer en ropa interior, las autoridades municipales de Chicago dispusieron su retirada.
Es necesario ofrecer una mejor publicidad que, junto a la imagen de solidez, seguridad y seriedad, se transmita una imaginación y una mejor creatividad pero que no manipule al consumidor con campañas poco éticas. La falta de originalidad de los creativos, que ante la escasez de ideas, se lanzan por la vía fácil de la degradación del ser humano.
Hay que terminar con las campañas engañosas y buscar la dimensión moral de la publicidad. No puede valer todo con el afán de trajinar productos.
Clemente Ferrer
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