España vive pendiente de dos reformas: la laboral y la financiera. La laboral es necesaria, siempre que se haga bajo la fórmula de despido libre a cambio de salarios dignos y reducción de impuestos laborales.
Por el contrario, la reforma financiera, la más cara, no es necesaria y si lo fuera lo que habría que hacer sería dejar caer a los bancos y cajas en dificultades.
Da lo mismo: el poder ha vencido todas las resistencias y todas las cajas están dispuestas a fusionarse con alguien aunque nadie sepa por qué. Da lo mismo, el coste lo pagaremos entre todos.
Y a todo esto, sigue pendiente la reforma más necesaria de toda: la reducción del Estado, de todo el Estado, especialmente de las comunidades autónomas, de las diputaciones y de los ayuntamientos. Pero no creo que esa reforma institucional, el adelgazamiento del sector público, tenga prioridad. Lo intuyo.
Y pese a los reformistas de urgencia, les deseo un día muy alegre.
Eulogio López
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