¿Eso es bueno o malo?
Lo que realmente ha sorprendido a los operadores y analistas bursátiles el lunes ha sido que el segundo ensayo nuclear de Corea del Norte (y el lanzamiento sin confirmar de dos misiles más) no ha puesto la Bolsa patas arriba. De hecho, desde el 11-S no ha habido ningún acto terrorista que haya influido decisivamente en los mercados financieros. Es más, al parecer, la única forma de influir en un mercado es cerrarlo por orden gubernativa.
Los mercados europeos perdieron pero poquito durante la mañana, y los propios mercados asiáticos, con dos excepciones, una de ellas Seúl, cerraron al alza. Vamos que se asustan menos que el mismísimo Barack Obama, hombre de paz, a pesar de que lo que ha hecho el dictador Kim Jong-il, el amigo de Irán, no es otra cosa que pitorrearse del famoso diálogo a seis bandas, al que la Casa Blanca fía sus esperanzas. Eso si, Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de representantes, ha pronunciado las palabras más fuertes, al asegurar que la actitud de Corea era intolerable. Naturalmente, en Pyongyang se han tomado muy en serio su advertencia.