Sr. Director:
Suena el teléfono y mi marido, profesor de la Universidad de Navarra, me dice que acaban de poner una bomba y que él está bien, que va a buscar a nuestros hijos, tres estudiantes de la Universidad que estaban en la Facultad de Arquitectura y que han visto el horror de nuevo.Hay que hacer algo, no podemos acostumbrarnos a esta sin razón. Aún no entiendo cómo no ha habido muertos, once de la mañana, miles de alumnos en clase, iban a hacer daño mucho daño y Dios nos ha protegido de nuevo.
Veo en televisión las imágenes, los periodistas preguntando, ¿por qué no había en ese rincón donde han puesto la bomba más seguridad? La Universidad tiene muchas medidas de control, ¿qué más quieren que hagamos? ¿Quieren que salgamos a la calle con armaduras? ¿Qué podemos hacer los ciudadanos ante la barbarie?
Y mientras los políticos haciendo y deshaciendo pactos, el único pacto que hay que hacer es el de la paz, aquí no caben los que ponen bombas, los que no razonan, los que sólo buscaban matar.
Ellos no pensaban en esas madres que angustiadas hoy nos aferrábamos a los móviles intentando encontrar a nuestras familias, ellos no pensaban en los adolescentes que están siendo atendidos en urgencias, no pensaban más que en matar, Dios los perdone.
Pilar Pérez
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