Siempre es preferible dimitir antes que ser cesado. No olvidemos que el titular de Asuntos Exteriores del Gobierno Zapatero, Miguel Ángel Moratinos, es diplomático de carrera, algo que no ocurría, por ejemplo, con Josep Piqué o Ana Palacio. Y dado que el peso de España en el concierto internacional se ha reducido de forma alarmante con este Gobierno, Moratinos le ha comunicado a Zapatero su deseo de abandonar el cargo y volver a la carrera. De hecho, en la sede de la diplomacia española, tan sólo la secretaría de Estado de Cooperación, Leyre Pajín (ya saben, la feminista que no quiere ver en su Departamento ni nombres ni diplomáticos), está en activo. El resto funciona a medio gas.
Moratinos está harto de que la política exterior de decida en Moncloa mientras él viaja por el mundo. Incluso ha renunciada a su ambiciosa, y sectaria, reconversión del sector exterior. España cada vez pinta menos en Iberoamérica, en Oriente Medio su gran especialidad- y, desde luego, en Europa. En esas condiciones, lo mejor es marcharse.
Por otra parte, Zapatero no quiere remodelación de Gobierno. Además, el cargo de responsable de Exteriores está reservado a la futura alianza si es que se consigue- con los nacionalistas de CiU, relevo de los nacionalistas radicales de ERC. CiU exige la Generalitat ese es el gran escollo del acuerdo, con Maragall enrabietado con Zapatero- pero si finalmente el pacto PSOE-CiU, por el que suspira Zapatero, se llevara a efecto, Durán i Lleida se convertiría en ministro de Exteriores, Felip Puig en ministro de Fomento e incluso, CiU reclama una tercera cartera, por ahora sin nombre propio : Industria y Tecnología.