- Los clubes adeudan 800 millones de euros a Hacienda.
- Y encima PRISA no paga a Mediapro, Mediapro no paga a los clubes y estos no pagan ni al Fisco ni a los jugadores.
- Y ni Cebrián ni Roures pagan a sus bancos acreedores mientras se intercambian querellas.
- Sólo entre Real Madrid y Barça suman 300 millones de euros.
- La liga 2013-2014 podría no comenzar.
- Y se anuncian fichajes no firmados.
El ministro de Hacienda se está cansando. Cristóbal Montoro (en la imagen) amenaza con intervenir los clubes de fútbol, porque entre Primera y Segunda División adeuda 800 millones de euros al Fisco con Valencia y Deportivo a la cabeza de los morosos.
Pero esta es una burbuja difícil de pinchar. Si lo haces bruscamente, con la ley en la mano, tienes que llegar a la única amenaza que temen los implicados: paralizar el inicio de la Liga. Algo muy fuerte.
Es un círculo vicioso: PRISA no le paga a Mediapro los derechos, por lo que Mediapro no paga los clubes y estos no pagan al Fisco ni a los jugadores. De paso, ni Juan Luis Cebrián ni Jaume Roures se intercambian querellas con entusiasmo mientras se paralizan los fichajes.
Ahora bien, Montoro está hasta el gorro de que, en último extremo, el pagano sea él.
Y de postre nadie paga a la banca, aunque eso, en el caso de PRISA, es una costumbre atávica.
Y de postre, pagar la deuda bancaria, porque resulta que deben 1.000 millones de euros a los bancos. Precisamente, el jueves se presentaba en Madrid un plan de viabilidad para los equipos de primera y segunda división, plan de viabilidad financiera, claro está, pero Montoro recuerda que a los bancos hay que pagarles, a la Hacienda pública, también.
No hay mal que por bien no venga. Si Montoro se sale con la suya, el negocio del fútbol tendría que replantearse. La burbuja futbolera resulta absolutamente inmoral: jugadores que cada vez que golpean la pelota cobran 100 euros, negocios informativos que no sobreviven por su información sino por su capacidad de endeudamiento para comprar derechos (caso del ínclito Jaume Roures) o personajes que basan todo su poder -Juan Luis Cebrián- en el dinero que les ha reportado el fútbol y presidentes de clubes que han convertido sus empresas deportivas en garantes de su prestigio como empresarios -Florentino Pérez- o de sus ideologías (Sandro Rosell). Bien está, por tanto, que explote la burbuja, aunque las consecuencias pueden ser terribles.
Miriam Prat
miriam@hispanidad.com