No soy una mujer importante, mi vida transcurre en mi hogar. No soy importante pero soy cristiana hija de la Iglesia más aún soy la Iglesia.
Por eso levanto mi voz a través de estas líneas para defender a otro hijo de la Iglesia que ha sido ofendido vilmente por los de siempre, por los que odian la Iglesia y quieren hacerla desaparecer.
El ataque injusto y rastrero que ha sufrido Monseñor Munilla nuevo obispo de San Sebastián sólo podía venir de personas que tienen el corazón vacío de toda nobleza humana y de toda idea de Dios. No entienden que haya personas que piensen de otra manera sólo perciben imágenes planas y a ras del suelo.
En un articulo clarividente y certero como todos los suyos el escritor Juan M. de Prada asegura que ser cristiano en nuestro tiempo es mucho más difícil que en tiempos de las persecuciones romanas y estar en la verdad.
No nos persiguen con fieras lo hacen de otra forma menos dolorosa físicamente pero que hace daño. Nosotros ya es hora de que despertemos, de que nos demos cuenta que no nos podemos en nuestra casa al abrigo de las maldades de fuera. Nuestra misión es defender nuestra fe y a nuestros hermanos en la vanguardia del mundo en la calle, en donde nos haya puesto Dios, pero sin miedo sin complejos y sin odios ni antipatías, (entonces seríamos como ellos).
Hacerlo con amabilidad y sin violencia para que se den cuenta que ser cristiano es lo mejor que puede pasarle a una persona y que la justicia, la verdad, la felicidad, que da el seguir a Cristo no puede ser igualada por ninguna ideología humana por noble que nos parezca y todo con alegría porque el cristiano tiene todos los elementos en su vida para ser una persona alegre.
Como dice Don Fernando Sebastián otro obispo valiente hay que rezar para ponernos en actitud de misión y para ser diligentes y no tener pereza a la hora de actuar y sin vivir de recuerdos. Vale la pena que abramos los ojos y la mente para que nos demos cuenta de que la valentía y la fortaleza son dos virtudes fundamentales para los tiempos que corren. Y a Monseñor Munilla nuestra oración y con humildad recordarle la frase famosa ladran, luego cabalgamos.
Piedad Sánchez de la Fuente