He escuchado con atención su mensaje de fin de año. Yo no entiendo de economía, aunque parece haber noticias esperanzadoras.
Pero discrepo totalmente en cuanto a la necesidad de "no mezclar convicciones y leyes" y de crear una "ley del aborto que sea reflejo de la España actual". Dice usted que "nadie puede obligar a una mujer a ser madre" (). Cuando una mujer espera un hijo, sólo es cuestión de tiempo el tenerlo en sus brazos; ya es su hijo aunque aún no pueda verlo. No se trata de obligar a nadie a ser madre. Se trata de defender a los más débiles: esos fetos sin voz, ni voto que aún no ven la luz.
El progresismo verdadero es ser revolucionario en la protección de los más desvalidos. Su gobierno planea ayudas a la maternidad: sean consecuentes en promover la defensa de los fetos que ya laten, no sólo en fomentar esos
otros que puedan llegar a venir con la esperanza de un respiro económico proveniente del gobierno regional.
Señor Monago: las convicciones no se pueden dejar a la puerta de la sede del gobierno. Están dando ustedes pasos en la defensa del ciudadano: no se olviden de los más indefensos.
María Helena López de Ceballos