Ya hay heridos porque los salvajes de mis paisanos, los mineros asturianos, se dedican a poner barricadas en las carreteras asturianas, detener trenes y lanzar artefactos contra todo lo que se mueve.

Luego salen en televisión, encapuchados -esto de los rostros cubiertos y los anónimos de internet es algo que nunca he soportado- y explican que tienen un hijo en la mina y que, por tanto, con lógica irrefutable, están condenados a abrirle la cabeza a alguien, si ustedes me entienden.

Veamos, lo que el Gobierno ha aprobado es una reducción del plan de ayudas a las zonas mineras. Ya he explicado los tres tipos de ayudas que recibe la minería, un negocio imposible, condenado a pérdidas permanentes cada vez mayores. Lo cierto es que todos esos fondos deberían encaminarse a reindustrializar las cuencas, que es justamente para lo que no sirve.

Y lo digo yo que soy asturiano y sé de lo que hablo. No se pueden exigir subvenciones permanentes, porque las subvenciones las pagan los demás, precisamente a quienes se molesta o algo peor.

Es hora de que Asturias cambie.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com